Mujeres: Lo Físico


"Cada cosa tiene su belleza, pero no todos pueden verla." Confucio.

Está claro que el tema del aspecto físico es de los más graves cuando de pareja se trata. ¿Por qué? Muy sencillo, porque el amor entra por los ojos. Claro está, que una mala persona. Una mala vibra. Una amargada. Un patán. Un bruto. Puede tener el físico de Brad Pitt, pero se te puede volver la persona más fea del universo.

Claro está que para las mujeres no está fácil. Vivimos en la era de la belleza perfecta. La perfección está al alcance de todos. Desde dietas de puntos, doctores que te mandan pastillas, legales o ilegales. Doctores que te insertan alfileres, que te ponen a medir la grasa del pollo sacando una matriz entre el peso y el volumen de la pechuga. Tienes manicures, pedicures en cada esquina. Planchas de pelo de cerámica. Secado japonés. Maquillaje permanente. Depilación láser.

Y luego está todo el panorama quirúrgico. Operaciones que van desde el implante de pelos, hasta los juanetes. Una se puede esculpir como los griegos trabajaron a la Victoria de Samotracia. Si quieres alas querida, vas y te las pones. No podrás volar, pero al final pareciera que sí, y al final, se trata de las apariencias.Muchos hombres, esperan que tengas todos los atributos de la valla de la autopista, pero que además seas natural. Que no hables de eso todo el día. Que no manifiestes ningún tipo de inseguridad con respecto al tema.

El quiere que tu ames tu pecho 36B, pero que le respetes que él no pueda sacarle la mirada de encima al 38C de la vecina. El quiere que no te importe pasear por la playa tus muslos, pero que no te detengas ni un segundo a meditar sobre el hecho, de que él acomoda su silla de extensión, para tener una mejor vista de la mamá de dos que no tiene ni un gramo de grasa en el cuerpo. No quiere que lo manifiestes, ni con la mirada, ni con palabras, ni volviéndote a poner el pareo pensando, ¡mierda! Al lado de ella me da pena pasear mi pobre y magullado cuerpo.

Eso sí. Que no quepa la menor duda. Las mujeres, somos nuestras peores enemigas en este terreno. Esto me sucedió hace aproximadamente cinco años. Estaba en una terapia de belleza cuando la señora me dice:

- Amiga tienes celulitis. – Me quede callada. Le dije sí yo sé, torciendo los ojos. Acto seguido me suelta esta perla:

- Amiga, tienes que hacer ejercicio. Mira que la competencia es duuuura. -

Mi cabeza era un enjambre de palabras. Alto. Espérate. Ya va. What the fuck. Is this for real? Qué vaina es. Mariquitahijadeputa. ¿Cómo que la competencia es dura? La competencia, ¿con quién? Es que acaso ahora la que no tenga celulitis, gana. ¿Gana qué? ¿Un esposo que esté más bueno? ¿O un novio que la quiera más? O ¿tiene garantizado que no la van dejar nunca, porque a quién se le ocurre dejar un culo sin celulitis? O ¿le van a pagar por eso? Porque en ese caso y como están las cosas, me lo pienso. Aunque, la verdad es que con todo lo que hay que hacer para no tener celulitis, paso y gano. No sacrifico una cerveza en un día de calor por nada.

Ojalá fuera todo tan sencillo. Lo sabes de entrada. Si estás buena tienes pareja. Si no. No. Aunque a decir verdad, si la cosa fuera así de fácil la vida sería bastante aburrida. Tanto para hombres como para mujeres. Y no tardaría en pasar lo que dice mi mamá que pasa, cuando las mujeres se preocupan solamente por las uñas. La teoría de mi mamá es, que cuando una mujer se flagela demasiado por su físico su pareja se fastidia y no tarda en "cambiarla por otra, que a lo mejor es más gordita, pero con la que se puede ir a un restaurante, y pasarla buenísimo comiendo y bebiendo."

Al final del día tanto hombres como mujeres queremos al lado alguien que nos haga sentir bien. Que nos haga pasarla bien. Dudo mucho que salgas de una tasca española diciendo ¡qué bien la pasé! estando con alguien que, arrugó la cara cuando trajeron el pan, volteó para otro lado cuando pidieron chistorras y jamón serrano. Dijo, ay no vale, algo menos grasoso, cuando nombraron unos pimientos de piquillo. Al final te pidió el mero sin la salsa verde, y cuando le preguntaste por el vino te dijo: no vale, es que yo no tomo. No amigo. Eso usted me perdonará, es una ladilla. Eso es un campamento mormón ambulante, y si a lo mejor pesa 32 kilos y no tiene un gramo de grasa en el cuerpo. Pero, qué aburrido.

Y con esto no quiero decir que es malo ir al gimnasio. O hacer dieta. Ojo, yo me cuido. Y sé que muchas veces no pido cosas porque me caen mal o engordan demasiado. En la vida hay que cuidarse y tener un equilibrio. El tema es que tiene que ser porque te llena y porque te sale de adentro. No porque sientes que tu pareja se va. Si el matrimonio, el noviazgo, el merecumbé, se sostiene solamente porque ella no necesita el wonderbra, o por los números que dicta un peso digital. Coño, entonces la vida es mucho más mierda de lo que yo jamás me imaginé.

Sí quiero acotar que obviamente todo hombre se le queda viendo a una mujer que llame la atención. Por bonita, por famosa, por lo que sea. Una vez me empujaron en una marcha para ver a Daniela Kosán. Ni modo. La verdad es que la tipa es espectacular y uno no puede picarse por eso. Y creo que más bien es un alivio cuando un hombre se le queda viendo las tetas a otra mujer. Sí. Suena raro. Pero sí lo es. Porque yo, por experiencia, he llegado a la conclusión de que los hombres cuando no ven las tetas de otras mujeres es por dos razones: a. No les gustan las mujeres, por lo tanto no están interesados. B. Lo hacen cuando tú no estás viendo. Como yo soy una persona Clara, pues prefiero que lo hagan en mi cara. No me gustan las hipocresías. Así que si tú eres de las que está diciendo: Mi Rorro, sólo tiene ojos para mí. Amiga, piense, y analice. Se lo dice la voz de la experiencia.

Lo que exigen los hombres es siempre una paradoja. El físico no es la excepción. Y aunque tradicionalmente sea lo que "menos importa" se vuelve muy duro para las mujeres. Quieren que una no sea insegura, pero se babean viendo un catálogo de Victoria Secret. Y conforme pasa el tiempo se les olvida decirte o hasta verte así. Eso sí, si te llegas a engordar, si te llegas a poner es pantalón que no les gusta. Eso sí te lo dicen. Porque por alguna razón nos hemos vuelto una cultura que dice lo malo. Lo bueno, da pena. Se esconde. Más bien no se dice. ¿Por qué? No lo entiendo. Pero hoy en día decirle algo bueno a alguien, reconocer que alguien que te genera un sentimiento positivo, es casi una señal de debilidad.

Al final, lo que importa es que te quieran como eres. Con tus uñas del color que sea. Con el pelo de recién levantada y con el moño que te van a criticar todos tus amigos, pero que tú siempre te quisiste hacer, porque coño, te parece Grace Kelly era la tipa más bella y querías jugar a ser ella por un día. Al final, rollos de gelatina, barrigas con chocolaticos marcados, tetas de huevo fritos o par de melones, piernas de champiñón, piel de durazno o boca de fresa. Todo eso se pasa. Es un caparazón. Lo que importa es quién lleva puesto todo eso.

Y nosotras tenemos que querernos como somos y ser nuestras mejores amigas en este sentido. No darle tanta importancia, porque al final, cuando apagas la luz y te acuestas a dormir en cucharita. Cuando necesitas que alguien te abrace porque te ha pasado algo y necesitas llorar, cuando estás agarrando la mano en el cine, cuando te estás riendo de ti misma. Nada de eso importa. Y no. No eres más feliz sólo porque eres más flaca. Te lo dice una que llegó a pesar unos tristes 45 kilos. No tenía tetas. No tenía culo. Y no. No tenía novio. Y era un fastidio andar conmigo. Y encima el pelo se me puso horrible.

Tristemente muchas veces el rollo físico, se ha utilizado como base para el cambio de pareja, para justificar la dejada. Ese famoso, "es que é se fue con unas tetas." Ese el siguiente post.

Por ahora sólo puedo decir, que tarde o temprano la valla de la autopista la quitan. La bajan y la cambian por otra. Uno. Uno sí se queda. Tus piernas siguen. Tu rulos. Tus ojos. Tu boca finita o ese labio grueso que siempre quiso ser como Angelina. Así que quiérelos, porque son el vehículo por el que transitas la vida. Sin él estás perdida. Y no puede ser que venga otro a definirte cómo quieres que sea. Y además, como diría mi papá, una mente cultivada y una conciencia tranquila. Eso, no te lo quita nadie. Y es por esos lares, por donde ronda aquello tan abstracto que llaman, felicidad.

Comentarios

Astrina ha dicho que…
que bello!
bisous
Sabri ha dicho que…
Espectacular Manu!! Me encanta tu Claridad. Yo también soy obsesiva con aquello del peso. Pero decidí gozarmelo, me cuido pero también me disfruto mis noches de vino y tapas!! Quien me quiere, que me quiera como soy!!....
Ora ha dicho que…
Muy cierto todo. A querernos nosotras bastante para que nos quieran los demás. Arriba el autoestima abajo la comparadera con las demás. Eso del físico es un peo mental. Cito a escritor favorito "Cuando te encantes, encantarás", esa frase es para todos cuando nos da bajón de autoestima.
Conozco a chamas lindas que se piensan feas y no levantan ni el polvo y viceversa. La belleza es subjetiva. La personalidad es lo que atrapa para siempre.
Coraline ha dicho que…
=) este también me encantó! sobretodo me pareció muy cierta la parte donde hablas osbre Victoria Secret, los hombres deberían tenerlo en cuenta porque si es cierto que pueden mirar pa otro lado a uno también le gusta de vez en cuando q le digan y q la miran como a un caramelito!!

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