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Mostrando entradas de enero, 2011

Lo Que Nos Trajo el Niño Jesús

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Esto sucedió hace ya varias semanas. Entro al baño para cambiarme de ropa, me miro al espejo y digo ¿te conozco? La respuesta no se hace esperar: sí, claro que me conoces. Nos conocimos hace dos años exactamente. En ese momento me pasó por la mente el futuro como si fuera una de esas películas independientes y locas. La gordura, el trasnocho, el no poder tomar, el cansancio, las estrías, el dolor, los primeros días, los dos meses sin vida propia, y la espera. La espera. La espera. Dios, para un ser impaciente como yo cómo pesa la espera. Un par de exámenes y una visita al médico más tarde estaba confirmado. El Niño Jesús vino antes este año y le trae a la pioja nada más y nada menos que un herminto/a. Me sentí feliz. Pero es curioso. Enterarte de que vas a tener un segundo chamo no es lo mismo que cuando viene el primero. Al menos en mi caso. No es igual cuando sabes todo lo que te espera. Al final, como cualquier cosa que vale la pena en la vida todo tiene su precio. La maternidad e

Locuras Dice La Voz

Ya te lo he dicho mil veces, no puedo escribir con hambre. ¿Por qué? No sé. En realidad no puedo hacer nada cuando tengo hambre. Yo necesito mi combustible para seguir. Además tengo que comer con calma. Comer es un ritual. No me gusta que me interrumpan cuando estoy comiendo. Me gusta comer sola. ¿Eso habla muy mal de mí? No sé. La mayoría de la gente se traumatiza por comer sola. Yo no. Aunque no es lo mismo comer sola en tu casa que comer sola en la calle. Pero a mí no me importa comer sola en la calle. Me ayuda a pensar. Me ayuda a no pensar. Yo me consiento a mí misma. ¿Por qué no? Porque siempre esperar a que sean los demás quienes lo hagan. A veces digo, ¿sabes qué chica? Te mereces un masaje. Y llamo y me lo doy. Otras digo, te mereces un chocolate. También digo, no te mereces nada y eso te pasa. Entonces estoy aquí, tengo varios días sin escribir en la computadora. Nos hemos distanciado. Todas las relaciones son así. Me cansé un poco. Me dio dolor de cuello, de espa

Avanzando en la Cola Literaria

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Sigo avanzando en la Cola Literaria. Después de Mal de Escuela de Pennac tomé entre mis manos un libro de esos que van a ser difíciles de olvidar. Suite Francesa de Irene Nemirovski. Es una novela que trata sobre la ocupación alemana de Francia en 1940. Empieza con el éxodo de los parisinos, que asustados por la inminente llegada del ejército Nazi a su ciudad huyen dejando atrás sus vidas, buscando un lugar seguro. Lo brillante es que Nemirovski se centra en varios personajes, todos de distintas clases sociales, pero con una misma visión, la angustia por salvar la vida, la incertidumbre frente al futuro, la melancolía por un pasado de paz y las huellas aún frescas de la Primera Guerra Mundial en la que se habían supuesto vencedores, pero sin saber realmente qué significaba ganar una guerra. La autora hace un retrato casi perfecto de la naturaleza humana, su forma de reaccionar frente a un escenario tan adverso, se puede ver desde la franca solidaridad, el patriotismo desenf