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Mostrando entradas de 2012

El Maestro y Margarita de Mihail Bulgakov

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Hace un  par de semanas tuve la oportunidad de descubrir uno de los libros más bellos que he leído. El Maestro y Margarita de Mihail Bulgakov. En este libro el diablo llega a Moscú y se le presenta a dos literatos que están discutiendo sobre la inexistencia de Jesucristo. Lo que comienza a suceder a partir de allí es una serie de eventos que dejan al lector atrapado, casi hechizado por una narración que a veces da miedo. Miedo de verdad.  Este es un uno de esos libros que cuesta leer antes de dormir, porque entonces te da miedo apagar la luz, sientes que poco a poco la narración, los eventos, los personajes se van metiendo en tu vida. Y sí, tal vez peco de decir algo absurdo, pero puedo jurar que cuando llegué al segundo capítulo yo sentía que el libro se escribía para mí. Que era mágico. Que lo que estaban narrando tenía que ver con mi vida y que se iba escribiendo a medida que yo avanzaba.  Además está una novela paralela, una novela dentro de la novela, que trata sobre P

La Navidad y los 7 Pecados Capitales

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En estos días entré a una tienda de regalos y me dio una especie de ataque de pánico. Sudor. Mareos. Lo clásico. ¿Qué le llevo? ¿Qué le compro? ¿Cuánto me puedo gastar? ¿Cuántos regalos me faltan? Me sacan otra cosa y me dicen, mire esto le puede servir, es por tanto. Y yo quiero llorar. Ya ni sé a quién le estoy comprando, ni por qué.  Lo que es peor. Llego a un lugar al que no llevo regalo y entonces me asaltan toda clase de dudas. ¿Será que esta persona esperaba un regalo? ¿Será que el regalo es suficiente? A lo mejor estaba esperando un aguinaldo en metálico, entonces llegas tú, con la hallaquita que pensaste que era una delicia, con ese pan de jamón que te pareció el detalle perfecto, y estás quedando como un pichirre. Lo peor de todo es que justo detrás de ti llega alguien, la famosa detallista perfecta, que trae regalos, sobres, cartas de esas que hablan de paz, amor, felicidad, prosperidad, y toda una cantidad de cosas que sabes que no van a pasar el año que viene, o qu

Cita con el Pasado

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La oficina de El Pasado está situada al fondo de un pasillo oscuro. La puerta es muy estrecha y las paredes blancas están totalmente desnudas. Los únicos muebles son una silla y un escritorio pequeño, ocupado por una secretaria de esas que sólo hay verlas para entender lo eficientes que son. La mujer teclea sobre máquina de escribir de un año que no podrías nombrar bajo ningún tipo de presión, física o psicológica, pero sí sabes que es mucho anterior al de tu nacimiento. Tiene un moño, de esos que se hacen las mujeres que no tienen rasgos asiáticos, pero es como si quisieran tenerlos. Tiene las uñas más rojas que has visto en tu vida. Las vez e imaginas algo infame. Imposible, te dices. No puede ser. Debe ser un esmalte nuevo, o tu imaginación desbordada. Pero por otro lado estás en la oficina de El Pasado. Aquí cualquier cosa es posible.  En lo que pones un pie en la oficina la mujer levanta la mirada y da la orden con amabilidad mecánica:  - Dígame. ¿En qué puedo ayudarle

Rituales para la despedida

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Las Palabras. Mantenerlas vagas. Es mejor siempre irse por los lugares comunes. Los caminos transitados. Las promesas que en realidad nunca fueron tal cosa, sino más bien, una especie de sueños, de futuros imposibles. Pero igual, hay que asegurar, con firmeza, con convicción, sin ningún tipo de cambio en el pulso, que pasarán cosas que uno sabe que no van a pasar. Peor. Que uno no quiere que pasen. No diga la verdad. No se debe ser sincero. No se deben ordenar las palabras buscando articular con signos verbales aquello que el corazón le traduce al cerebro con el nombre de: Verdad. No se debe pensar en la realidad. En lo que es. Es mejor usar fantasías para colorear la realidad lo mejor posible. Para suavizar golpes. Hay que mantenerlas al mínimo posible. El detalle es que cuando ya se fue emocionalmente, cuando ya huiste, ya saliste, ya estás a miles de kilómetros de distancia, ya no eres ni un punto, ya te tragó el horizonte, hay algo que no te permite de

El Ejemplo

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A mí esto de que para ser padre hay que dar el ejemplo siempre me causó mucha angustia. Soy un ser humano, y la verdad que tengo tantos defectos que no me pongo a enumerarlos porque esto va a parecer un festival de lástima por mí misma. Pero obviamente no soy perfecta. Y sé que hay varias personas en el mundo, más de las que me gustaría admitirlo, que lo confirmarían sin duda.  He cometido tantos errores. Desde desaciertos mínimos que tienen que ver con el día a día en una sociedad tercermundista y deteriorada moralmente, hasta errores graves, que a veces le cuestan a uno sueños, amistades, relaciones importantes. En la vida lo único constante es el error, y mientras uno más vive más posibilidad tiene de equivocarse.  Antes de ser mamá mis errores más míos, por decirlo de cierta forma. No tenía que cargar con ese peso del ejemplo. Si mi vida se iba por el water hacia el río más cercano, ese era mi problema. Pero ahora a veces pareciera que no. Y se hace difícil, cuando un

One U2

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Cuando nació Clarissa nos dio por ver American Idol. Fue uno de esos sábados tirados en la casa cuando ya la bebé se había dormido. Molidos nos pusimos a ver televisión y pasando canales, testigos del castigo de pésimo contenido al que nos someten las cableras por no tener nada mejor que hacer un sábado en la noche, caímos en American Idol. Yo le dije a mi esposo, déjalo, que me da risa las audiciones cuando sale gente que canta terrible. Hay algo de ver a la gente hacer el ridículo. Me da pena decirlo, pero es como un morbo. Entonces le dije, yo no veo los conciertos porque me parece Sábado Sensacional con más presupuesto. Me fastidia.  Entonces nos pusimos a verlo. Y no sé qué pasó. No sé si esa temporada hubo talento o qué hubo. O es que hicieron versiones de canciones que nos gustaban, pero comenzó a darnos curiosidad qué iban a hacer con las canciones…y nos fuimos quedando pegados. Además había alguien, que después creo resultó ser un tanto decepcionante, pero era Simon.

Educación Musical

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Nunca he sido una intensa musical. Digo, de esas personas que saben muchísimo de música y que conocen grupos de esos cuyo nombre nadie conoce. O que se saben toda la discografía de Pink Floyd, y te pueden hacer una Dream Band con el mejor guitarrista aquí, el mejor bajista allá, y te insultan si les hablas de teclados o al contrario. No tengo muy clara la diferencia entre algunas cosas que llaman Pop y Rock, más allá de las que son obvias.  Sí puedo decir que me encanta una guitarra eléctrica y que el otro día subiendo de la playa, escuchando Guns N´Roses me dio por pensar que a esta sociedad le hace falta heavy metal. Si es que Guns es heavy metal. Yo la verdad no sé. Tal vez no. ¿Es rock pesado? No sé. Yo sólo sé que me gusta. Que me mueve. Sé que las voces y los instrumentos te transmiten algo que te hace sentir bien y mal, y te hace pensar, aquí hay algo que expresa cosas que yo quiero decir y no sé cómo.  Como todo en esta vida, con los libros, con el arte en general,

Pájaro

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Al abrir la jaula verás al pájaro casi moribundo en el suelo. Sentirás de hecho la muerte muy cerca. Altiva. Desafiante.  Lo tomarás con prisa y con gotas aguas sobre su pico decolorado intentarás humedecer su lengua. Revivirlo. Recordándole que nadie muere tan triste como el que muere captivo. Mirarás su ojo. Marrón profundo. Un ojo que ya no es una ventana. Es un hoyo de soledad. El pájaro sentirá tus manos. Tu latido cerca. Casi tan cerca, que intentará aferrarse a tus pulsaciones para sobrevivir. Triste. Batirá su pecho en tus manos. Está vivo. Pero está muerto. O casi muerto. Desesperado le abrirás las alas. Verás el lugar exacto en donde alguien las cortó. Verás cicatrices y remiendos. Plumas falsas que en algún momento le indujeron a creer que podía volar y que lo llevaron a esa caída fatal. A ese choque fulminante. Volar era un sueño. Pero si no hay cielo. Poco importa el sueño. Ya no hay sueño. Lo único que queda es es

Post 23 - Capt 2

Música: Travis: Under the Moonlight                             I begin to wake                             to live this memory...                            there is a gift of love                           that awaits its final day Hay veces en que la única solución a las cosas a la que te enfrenta la vida es dejarte llevar. Esperar, sin que medie acción ninguna a que las cosas pasen. Se trata de esperar, como si la vida fuese un río, a que nos lleve la corriente y nos deje en algún lugar en el que ese deseo que hacemos mientras vamos flotando cauce abajo, se cumpla.  Eso fue lo que hizo Laura luego de dar vueltas sin sentido en medio del bosque. Entendió que no tenía caso seguir caminando en lo que bien podría ser un círculo. Alguien la encontraría. Después de todo, ella era hija de un duque. No la iban a dejar desaparecida así nomás. La buscarían y darían con ella. Para ahuyentar el miedo, apeló a todo lo que había aprendido de pequeña, las lecturas de su padr