Entradas

Mostrando entradas de 2018

5 libros sobre la II Guerra Mundial

Imagen
Es esa época del año en que escuchamos hasta el cansancio que… “Es que Churchill negoció con Stalin…si no se hubieran sentado imagínate tú chica…” Bueno, no te dejes embaucar por la gente que agarra y pasa coleto con la historia. Menos con la historia del a II Guerra Mundial. Tampoco por aquellos que empiezan con conceptos como “supremacía blanca”, “nueva raza aria”, “nuevos campos de concentración de Twitter”… es como para que sangren los ojos. Aquí les traigo 5 libros sobre la II Guerra Mundial. Aprovechen que es navidad. Si deslizas la imagen puedes ver las cinco portadas. Comparto con ustedes versiones en español. 1. Auge y caída del Tercer Reich. La historia de cómo Hitler tomó el control de Alemania y cómo fue el colapso. Es largo. Muy largo. Pero maravilloso. @Planetadelibros  tiene esta preciosa edición. Es un libro para todo tipo de lectores. Mi papá me lo regaló cuando tenía 15 años y para mí ha sido siempre un tesoro, además de que despertó en mí unas ganas enormes

El que lucha desde lejos

Imagen
Angelika Kauffman, La tristeza de Telémaco, 1783, Metropolitan Museum of Art, New York Telémaco significa el que lucha desde lejos. Es el nombre que da Homero al hijo de Ulises que espera junto a Penélope el regreso de su padre. La espera de Telémaco, a pesar de estar colmada de desesperación, a la vez cobra sentido mientras lucha contra los pretendientes que quieren usurpar el trono de Ulises. El Telémaco es el nombre de un motovelero clandestino que llegó al puerto de La Guaira en Venezuela en 1950. Había zarpado desde Valle de Gran Rey en Canarias con 171 personas  a bordo que tuvieron que desafiar el horror del mar y estuvieron a punto de naufragar en medio de una tormenta. Entre los pasajeros había una mujer: Teresa García, hoy mejor conocida como La Dama del Telémaco. La historia de Teresa, como la de tantos inmigrantes, es una de lucha y sacrificio. En busca de sus sueños se lanzó a lo desconocido. El viaje casi le cuesta la vida, pero pudo llegar a Venezuela. A

Los grandes olvidados de Dios

Esta mañana, como tantas otras, me llegó un tweet que me llenó bañada en lágrimas. Una chica me cuenta cómo su tía está en una etapa del cáncer de mama en la que casi nada se puede hacer por ella. Claro, que si algo aprendí mientras trabajé en el M.D. Anderson es que nadie te puede decir que no hay remedio, ni cuánto tiempo te queda. Aún así toda regla tiene una excepción. Esa excepción hoy en día se llama Venezuela.  Lo que no ha pasado, me temo, nunca lo vamos a llegar a entender. Yo no soy historiadora, pero cómo me hubiera gustado serlo. A mis casi cuarenta años me doy cuenta de que me equivoqué garrafalmente de profesión, o que al menos he debido culminar mis estudios de historia del arte porque un bachelor´s no es suficiente para llamarme historiadora. El caso es que desde hace más de un año me he dedicado a estudiar la historia de la Unión Soviética, de la Europa de la Guerra y la Posguerra y de los procesos totalitarios que protagonizaron los horrores más grandes del siglo

Una mamá venezolana

Imagen
Cada vez son más los casos de venezolanos que vienen a vivir a México. En estos días llegaron unos buenos amigos. Sus hijos son amigos de los míos y cuando se lo dije a mi hija mayor me preguntó ¿Ellos se vienen por trabajo o se viene por Maduro? Todavía no dan por sentado que la gente se va de Venezuela por la situación política. Mientras vivimos allá jugábamos a La vida es bella. No porque yo crea que las burbujas son la mejor estrategia de crianza, sino porque la realidad de Venezuela es tan dura y tan compleja que me parece que la para la niñez son una necesidad y una urgencia. Y no me arrepiento, porque jamás han sentido que Venezuela es un lugar hostil, del que huimos, sino que sueñan con volver y piensan en él con amor. Así mi trabajo de mamá también implica desarrollarles el sentido de pertenencia. Ese es uno de los retos de una mamá venezolana. No quiero hablar de las mamás migrantes, emigrantes, de las que se quedaron. Sí, nuestras realidades, conte

¿Ver Luis Miguel? ¿Qué cosas dices pisha?

Imagen
A ver pishitas (así le dice su papá),  Luis Miguel: La serie es la revelación del año y de la que no podemos parar de hablar, es también una que mucha gente está viendo desde el closet, sin admitirlo porque qué vergüenza, o que nunca va a ver precisamente para no tener que admitirlo. Sí, Luis Miguel es ese placer culposo, estilo Juan Gabriel, que todo el se considere culto y “cool musical” va a negar hasta la muerte. Vamos a estar claros, pereciera no ser muy coherente ser fanático de Metallica, tener guardado como tesoro aquella entrada a un concierto de Radiohead para también admitir que te sabes rolas como “Cuando calienta el sol” o “Será que no me amas”. En el fondo,   admites que te las sabes porque una nostalgia noventosa , te recuerdan a tus amigas que se colearon a los conciertos, que tenían hasta el poster, que te parece que tenían gustos más básicos que los tuyos y a quienes les echas la culpa de tener idea quién es el tipo. Eso y es que “mira, como n

La crisis de los dos años

Imagen
--> Hace dos años me vine a vivir a México. Nunca había estado aquí salvo la semana que vine a buscar casa y colegio para los niños. Aterricé un 11 de agosto en Benito Juárez y nunca se me va a olvidar el momento en que me dieron mi pasaporte de vuelta y el oficial de inmigración me dijo “bienvenida a México”. México es un país espectacular. No sé cómo describirlo, pero tiene una magia que atrapa. No sé si es su pasado mixteca, maya, si es que ha sido de todo, revolución, imperio, virreinato. La Ciudad de México es todo un universo y eso que todavía no he comenzado a explorar el interior del país. Yo me vine por una multiplicidad de razones. Me vine por mis hijos, me vine por mí. Llegué acá con una visa de estudiante, que no me fue nada fácil conseguir y me bajé del avión casi directo a la universidad. Conseguir la visa fue toda una experiencia, que hoy en día se hace nada en comparación con las trabas y los imposibles que crecen cada día para los venezolanos. Nos