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Mostrando entradas de agosto, 2015

De vuelta a la cocina

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Creo que me interesé por la cocina la primera vez que sentí el olor de una torta salir de la cocina. Finalmente empecé a hacer tortas y siempre dejaba la cocina en un estado de implosión que daba dolor de cabeza en mi casa. Ya más grande me dio por vender galletas durante navidad, con ello compraba regalos especiales, aunque nunca fui demasiado vendedora. Muchas veces era más lo que comía que lo que vendía, otras veces lo hice por caridad y no sé si los compradores me hacían la caridad más a mí que a la misma gente que estaba esperando ayudar. El caso es que siempre me gustó, y a lo largo de los años fue aumentando la complejidad de los platos que preparaba.  Cuando me mudé a Estados Unidos con apenas veintiún años comencé a descubrir que las cosas más sencillas de cocinar eran las que más me costaban. Todavía me cuesta un imperio hacer arroz blanco, pero en aquel entonces, luego de quemarme la cara con aceite caliente, logré dominarlo. Llegué a preparar todo menos hallacas, u

The Gentleman´s wager de Roberto Mata y Luis Yslas en Prodavinci

En el 2009, a punto de traer al mundo a mi hija mayor y terminando un taller de literatura infantil y juvenil que cambió mi visión de la literatura, y hasta podría decir que mi vida, sentí que me haría bien explorar otras maneras de ver el mundo. Se me ocurrió entonces hacer un curso de fotografía. Yo no quería aprender a hacer fotos, ni a usar la cámara, ni pensaba ser fotógrafo. Mucho menos me habiá planteado un reto artístico, al menos no conscientemente. De hecho uso esa palabra con muchísimo respeto y confieso aunque ello implique cierto prejuicio, que tiendo a desconfiar enormemente de quien usa la palabra “arte” a la ligera. El caso es que hice el curso porque quería usar la cámara para observar el mundo. Lo que le debo al Taller de Roberto Mata, y a Roberto como profesor y amigo y a los demás profesores por cuyas clases pasé quizás no pueda expresarlo nunca, salvo con mi trabajo. De hecho,  poco más de un año de haber entrado en al taller terminé mi primera novela, la cual

Camino a alguna parte

Desde hace un tiempo estoy alejada del blog. Digamos que es como cuando en una relación uno de los dos se pone distante. Este espacio me ha dado montones de cosas, algunas todavía no termino de creerlas, mucho menos de asumirlas. Otras las he recibido con brazos abiertos. En todo caso, aunque parezca mentira para mí Ayúdame Freud ha sido una oportunidad para crecer. Estoy tratando de reorganizar mi vida y mis proyectos. El reto no está sólo en hacerlos, sino en cómo lo organizas todo en un país que no quiere que tengas proyectos, y que pareciera que tampoco quiere que tengas vida. En este momento me es difícil ubicarme. A veces me siento aislada. Otras nómada. Otras siento que tengo una psicopatía de pasaporte, no me conecto con el lugar al que debo llamar mío. Me siento extranjera. Ajena. Expulsada. No creo que haya una verdad absoluta en todo esto, por más que queramos buscarla o que cada quien pretenda escribirla en su lado. Es más, para esto creo que funcionan mejor los di