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Mostrando entradas de febrero, 2015

A los catorce años

Nos enseñan a no tener la mala costumbre de preguntar ¿por qué? No necesariamente desde el punto de vista periodístico, sino más bien desde una visión general de las cosas. El por qué nadie lo sabe en el fondo. Cada quien tiene su teoría y su verdad. ¿Por qué se suicida un ser querido? ¿Por qué un amigo entrañable muere de pronto y violentamente en un accidente automovilístico? ¿Por qué a alguien que queremos tanto le da cáncer y se nos va demasiado pronto? Un día cualquiera amanece, te pones los zapatos, te miras al espejo, estás seguro de ser alguien definido, de tener tus cosas resueltas, no todo pero sí mucho. Tomas tu café y unas horas más tarde todo se viene abajo en unas cuantas palabras y una foto. En un principio era la vida de los otros, pero aquí ya nos hemos empezado a confundir unos con otros. Nos hemos dado cuenta de lo unidos que están nuestros destinos, la carne de uno nos duele a los demás. A casi todos al menos, porque la indolencia también está viva. Viva y colea.

La envidia de Pablo

¿A quién envidia de verdad Pablo Iglesias?   No creo que Pablo envide al que tiene que hacer cola para comprar papel toilet, leche, aceite, azúcar o medicinas, no creo que Pablo envidie al que se le daña la nevera por los apagones y luego no puede repararla porque no hay repuestos. No creo que Pablo envidie a alguien a quien le diagnostican un cáncer y no consigue lo necesario para empezar su tratamiento. No creo que Pablo envidie a la madre que tiene levantarse todos los días a las tres y media de la mañana para bajar de su cerro y llegar a un trabajo que no le permitirá crecer, ni aspirar a nada en la vida. No creo que Pablo envide a las esposas de los policías que tienen años presos por un crimen que no cometieron y que no han visto un juicio justo porque la razón de la condena es que Chávez lo mandó. No creo que Chávez envidie al que le expropiaron el fruto de su trabajo, como a tantos españoles que viven aquí y a los que supuestamente él envidia, (o lo hacía en el 2013). Esto

En horas duras

Frente a la detención de Ledezma y la continua persecución de aquellos que han alzado la voz con firmeza frente a las acciones de este régimen, quizás muchos de nosotros aún nos sintamos resguardados en la distancia. A lo mejor todavía pensamos que estamos lejos de un destino similar porque no ejercemos una función política, porque no estamos expuestos a los medios y porque no expresamos nuestras opiniones desde una tribuna suficientemente grande.  Sin embargo, en una coyuntura como esta todos somos vulnerables.  Desde el líder más popular, hasta quien ejerce su libertad de una forma en apariencia de perfil más bajo. No es un tema de condición económica, ni de profesión, ni de ejercicio de la libertad de expresión. Cuando se vulnera y se atropella a un ciudadano en sus derechos fundamentales todos pasamos a ser vulnerables. No es una teoría abstracta, es de las primeras cosas que uno aprende en primer año de derecho, y lo digo con conocimiento de causa, pues yo pasé por esa escuel

A veces hay que llorar

Esta mañana eché una buena llorada en el carro. Es verdad que en toda crisis hay espacio para una lección. Todo en la vida tiene su aprendizaje. Vivir en Venezuela en los últimos años nos ha enseñado tantas cosas. Se habla de la Universidad de la Vida, pero esto es más bien como un doctorado que te conceden con una causa que uno no sabe si es honoris , o qué. Si es una mezcla de resignación o esperanza. Esto es como una ciencia. Una tesis. Unos experimentos. El detalle es que nosotros mismos somos las ratas de laboratorio. Y no es una rueda dentro de una pecera, es la vida. Me siento un poco loca, un poco irresponsable, romántica perdida, pero tal vez una cínica, ciega, como cuando estás convencida de amar apasionadamente, cuando le digo a la gente: es que yo no me quiero ir.  Yo no me quiero ir. Pero a veces no me quiero quedar. Yo no quiero ser quien soy, pero tampoco quiero ser otra persona. No quiero esta Venezuela, pero quiero a Venezuela. Yo amo este país, pero es que este

Yo soy Farmatodo

Una de las empresas más importantes que quedaba en el país amaneció prácticamente expropiada, o peor, no sabemos, lo que delata el estado de inseguridad jurídica que vive Venezuela. Nuestros derechos constitucionales ya no son ni sugerencias, mucho menos algo consagrado que debe regir cada acto tanto de instituciones como de funcionarios del estado. Directivos y empleados de Farmatodo están "retenidos". Lo que tomando en cuenta lo anterior supone un estado de incertidumbre y angustia inaceptable e incompatible en un sistema democrático de gobierno.  Adicionalmente, el resto de los empleados vive momentos de incertidumbre ante lo que pueda ocurrirles frente a una coyuntura empresarial y económica sin precedentes y sin garantías. Peligran desde sus trabajos hasta su libertad. Y la gente se la sigue jugando, por su empleo, su familia, su país, su futuro. Quizás para muchos esto todavía sea un acontecimiento que no les afecta o que se puede ver desde la distancia. Farmatodo