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Mostrando entradas de julio, 2014

Soñadores

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Una postal para decirte que no estamos solos. Hay más locos. Soñadores. Luchadores. Sueltos. Los hay por ahí que no han perdido la fe.

Te quedarías o te irías?

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Corte radical de pelo. Miles de razones para hacerlo. Me había prometido esperar a que Maduro se fuera, pero en algún momento me dije que eso era una tontería, que no puedo seguir esperando que acontecimientos externos determinen mi vida. Quería un cambio. Un nuevo comienzo. Un paso en otra dirección. Reorganizo todo. Miro lo que hago y escojo. Me cuesta aceptar ciertas cosas de mi vida. De mi personalidad. De mi historia. He pasado años huyendo. Sobre todo de mí misma y de mi espejo. Mi espejo humano. También es cierto que hay cosas que no dependen de uno. Cosas que no se pueden forzar, pero hay otras que spn nuestras. El eterno juego entre voluntad y destino. El dificil arte de ser mujer que forma parte de una generación perdida. Las trampas en todos lados. Tal vez necesito darle un aire nuevo a este blog. Escribo desde mi teléfono. Bienvenidos a la era de lo inmediato. En que nuestros celulares son mucho más inteligentes que nosotros. Estoy de regreso en el café. Trabajo en la

Fragmentos de pensamiento en una caminata

Estoy agotada. Este post no está editado. Ni vuelto a leer. Ha sido esto así. Nadie edita mi cabeza. Mejor así. Más puro. Más honesto. Los errores de tipeo se deben a las horas sin dormir. A la velocidad con que tecleo. Los asumo y de entrada pido disculpas.  Suena The National como siempre. Conversation 16. La puse de primero porque ya es como una especie de ritual. Voy caminando por la ciudad y me encuentro un grupo de música en la calle, rodeado de gente que filma y sonríe. Me parece tan rato escucharlos mientras en mi cabeza lo que suena es totalmente distinto y lo que sueño forma parte de sucesos de un universo paralelo. Soy esclava de lo que imagino. No paro de hacerlo. De vivir cosas que no se pudieron de vivir. En mi mente la atmósfera. Las palabras. La ropa. Cada detalle servido hasta lo más exacto. Y lo vuelvo a repetir mientras me pregunto, ¿de dónde la tendencia a soñar despierta? Sigo caminando. Perdiéndome. Una mujer se abraza frente a una heladería, mira los

Un país frente a la cara de Messi

No sigo el fútbol. Me importa un comino el Barca, el Real Madrid y el Boca Juniors. No sé quiénes están en segunda división, ni en tercera, ni que carajos va a hacer Blatter a partir de hoy. De la biografía de Messi sé lo poco que queda explayado por los medios de comunicación, desde Cancha Llena de La Nación hasta la revista Hola! Sé que luchó contra la adversidad, que su tamaño fue su gran obstáculo y más adelante su arma secreta. Que muchas veces tuvo que escuchar que jamás lograría ser un futbolista profesional, y que luego Argentina y España se lo pelearon para sus selecciones y él decidió quedarse con Argentina, dejando pasar la cantidad de ventajas que le ofrecía el país Europeo, incluso sabiendo que en aquella oportunidad tenía más chance de ganar con esa selección y que el ambiente para él era más amigable. Él hizo lo que creyó correcto, no lo que le convenía.  Yo me imagino que la vida del deportista debe ser tremendamente compleja. Claro, que a veces me parece que la gr

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Ardieron los cuerpos. Imaginándose. Soñándose. En la penumbra de un amanecer que los hacía presentirse. Con el nervio de quien sabe que ya ha sucedido la escena que está por vivir.  Que lo aún no vivido ya es pasado. Tan inexpugnable. Tan inamovible. Innegable. Certero.  Hombre cuya piel se hace frágil ante el recuerdo del futuro.  Dirigiéndose a paso firme hacia ese universo paralelo en el que desde hace años los unía la carne. Imaginando las palabras. Soñando el recorrido de las manos. Intuyendo latidos. El ritmo  de los cuerpos henchidos de lujuria. De placer. Las alas abriéndose en pleno vuelo. Sentidos indómitos. Piernas abrazadas. Lenguas quemando. Pechos en marea constante. Llenando los vientres de mariposas, justo en el lugar más sensible de la profundidad de la piel. Donde convergen carne y sentimiento.  Ardieron. Él tomaba el volante. Ella sorbía café. Sus ojos en plena calle. Su cintura ajustándose a una falda ceñida. Ambos tocaron la realidad con el sueño p

En un juego la vida

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Mi afición por el equipo de fútbol argentino empezó en la cocina de mi casa en el final del Mundial de México 86. Yo tenía apenas siete años, mis papás habían salido, mis hermanas también, me había quedado sola con una niñera. Veía el partido en un televisor que estaba encima de la nevera en la cocina. No me interesaba el fútbol. Argentina ganó y no puedo decir que fue la emoción más grande de mi vida, simplemente me cautivó aquella selección. Vi calladamente esa celebración que se terminó cuando la transmisión culminó y volví a las muñecas, a la soledad de mi casa en un domingo sin adultos, a otra cosa. Hasta cuatro años luego, cuando desde el comienzo mi equipo fue Argentina. Y así desde entonces. Siempre sentí que la selección llevaba algo de mí. Tal vez no tiene nada que ver con un deporte sólo sigo en mundiales, sino con una especie de camaradería. Una compañía en una tarde solitaria de domingo. Cuando finaliza el partido, como ya es costumbre enfocan a ganadores y perd

Soñando con Itaca

Estos días han sido para reflexionar. Así que hoy voy a dejar en este post un poema. Itaca de Kavafis. He estado tan preocupada por llegar a Itaca, que me he olvidado del viaje, y la importancia que tiene. Hay mil Itacas. Yo tengo mil Itacas, pero por alguna razón, no termino de embarcarme en el viaje. Es como que quedo viendo de lejos ese lugar soñado, pensando que nunca podré entrar. Eso va a cambiar. A eso me dedico estos días. Estos procesos no son fáciles, lo que no quiere decir que no sean imposibles. Lo que hace falta es convicción, paciencia y trabajo. Y con eso en mente manos a la obra. Eso sin dejar de lado, que hoy en día además de escritora soy mamá y que ese es un trabajo que si no lo hago bien no sale todo lo demás. Lo que quiere decir, que la paciencia, la convicción y el trabajo vienen con el doble de la carga. Y si lo unes a todo la frustración de vivir en un país roto, ni hablar. Pero basta de quejarse por la circunstancias. Creo que el hecho de estar aquí pre

Estamos aislados

Soñaba con cambiar el mundo. Ahora sueño con ser parte de él. Cualquier lugar fuera de la frontera de este país es demasiado lejos. Es inalcanzable. Para llegarle se necesita algo como un programa espacial. No sólo hay que tener la voluntad del astronauta, hay que tener los recursos también. Salir de aquí ya no es cosa de soñadores, ni de aventureros, es casi una batalla de determinación   mezclada con suerte. ¿Cómo se sale de aquí? No se sabe. Son demasiados factores y aunque no queramos verlo, ya muy pocos dependen de uno mismo. Quizás no queramos quejarnos, o nos de pena, porque pensamos que no viajar es el problema más frívolo del mundo. Pero hay que sentarse a pensarlo un rato: ¿Cuántos viajeros abordarán hoy aviones? ¿En cuántos aeropuertos del planeta? ¿Cuántas personas arrastrarán sus maletines de mano, entregarán un boarding pass, mirarán con impaciencia el reloj mientras el piloto dice que tienen que esperar quince minutos para dejar la puerta? ¿Cuántas personas toma

Pueblo Fantasma

En día como hoy me pregunto ¿cuánto tiempo más podrá sostenerme El Ávila como motivo para quedarme? Tal vez haya muchos más, pero a medida que pasa el tiempo uno siente que cada vez son menos las razones para estar aquí. Las casas se venden, los muebles se guardan, los libros se donan y mucho de lo que sobra, no se usa o no cabe se bota. Y mientras tanto uno en la acera de enfrente viendo como tanta gente cierra las maletas y se va. Las puertas se cierran, los aviones despegan y nos vamos quedando solos. Esto ya es un pueblo fantasma. A veces me siento así, como un fantasma que ronda unas calles desoladas, llorando la muerte del país en que creí que iba a vivir. Fantasmas, zombies, como si fuera una película multigénero, drama, terror y algo de comedia porque insistimos en no parar de reírnos de lo que sea, mientras lo humano nos termina de abandonar. No sé qué estamos viviendo, ni cómo calificarlo. No sé si es un sistema político, si es la guerra, no sé si es el fin del mundo