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Mostrando entradas de enero, 2012

Si Quieres Ser Barrendero...Sé Barrendero.

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"Si quieres ser barrendero, sé barrendero. Pero sé el mejor barrendero del mundo." Eso lo poníamos hasta el cansancio en boca de nuestros padres cuando estábamos en el colegio, rebanándonos los sesos a ver qué íbamos a estudiar. Ya a partir de primer año de bachillerato entre las hormonas, los tests vocacionales y el exceso de televisión los sueños habíamos comenzado a perder el efecto de la levadura que aporta la infancia. Ya no habían tantos astronautas, ni actrices famosas, ni presidentes de la república, hasta el que quería ser zoólogo o veterinario comenzaba a cambiar de idea. Ahora todos, o la mayoría estábamos entre derecho, ingeniería, comunicación social, en fin las carreras tradicionales. Esas que todo el mundo piensa que son buenas para que uno deje la adolescencia y se convierta en un ciudadano serio y responsable, capaz de depender de sí mismo y no de los padres. Los colegios, al menos en el sistema tradicional del país tercermundista en el que estudié hace uno

La Montaña Rusa

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Para muchas personas la maternidad/paternidad es una meta, algo más que hacer en la vida. Como el viaje a China y la lanzada en paracaídas, la plantada del árbol y aquel libro que se supone que todos tenemos que escribir. Otros van directo al trasfondo filosófico del asunto que va también ligado a algunas de las cosas mencionadas anteriormente, tiene que ver con buscar formas de inmortalizarnos. De dejar algo nuestro en la Tierra para cuando ya no estemos. Una huella de carne y hueso que no se borre así tan fácil. Claro, que no uno no puede negar el componente biológico. El instinto maternal. Hay muchos que son padres porque sienten una especie de llamado. Como los curas. Como los maestros. Como los escritores. Como los médicos. Como todas aquellas personas que se lanzan a la ventura de tener uno o más hijos por algo que no pueden explicar. Unas ganas de cumplir un sueño, de verse en un papel en el que siempre se vieron. Hasta hace poco días no había entendido mucho sobre ese llamado

Después de la Muerte: El Peso del Alma

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Para pensar en la muerte sólo hay que estar vivo. Es el gran misterio de nuestra existencia y no hay nada que le hale las piernas a la imaginación como un misterio. ¿Qué hay después de la vida? Un todo. La nada. Cielo. Infierno. Purgatorio. Un universo paralelo. El mismo mundo en que ya vivimos pero ahora en otra forma. Mejor. Peor. Animal. Vegetal. Respuestas hay de todo tipo. Desde el que duda con toda su alma, hasta el que está convencido y arregla desde ya las cosas para el próximo estado de su alma. Como el que no come zanahorias porque regresa como hortaliza. Yo siempre me imaginé algo muy parecido al peso de las almas de los egipcios. Su creencia es que luego que uno sale de este mundo navega (por eso en los alrededores de las pirámides se encontraron barcas) y llega a un lugar donde uno pasa por todo un proceso que culmina con el peso del corazón. Este se pone en una balanza, de un lado está obviamente el corazón, del otro una pluma. Si pesa más pues ni