¿Ver Luis Miguel? ¿Qué cosas dices pisha?




A ver pishitas (así le dice su papá), Luis Miguel: La serie es la revelación del año y de la que no podemos parar de hablar, es también una que mucha gente está viendo desde el closet, sin admitirlo porque qué vergüenza, o que nunca va a ver precisamente para no tener que admitirlo. Sí, Luis Miguel es ese placer culposo, estilo Juan Gabriel, que todo el se considere culto y “cool musical” va a negar hasta la muerte. Vamos a estar claros, pereciera no ser muy coherente ser fanático de Metallica, tener guardado como tesoro aquella entrada a un concierto de Radiohead para también admitir que te sabes rolas como “Cuando calienta el sol” o “Será que no me amas”. En el fondo,  admites que te las sabes porque una nostalgia noventosa, te recuerdan a tus amigas que se colearon a los conciertos, que tenían hasta el poster, que te parece que tenían gustos más básicos que los tuyos y a quienes les echas la culpa de tener idea quién es el tipo. Eso y es que “mira, como nos botaban de la discoteca cuando ponían los boleros de Luis Miguel, pues yo me los aprendí” y cuando me entra la de recordar pues canto con mis amigas. Pero de ahí a gustarme, ¿ver una serie? No, por favor, ¿Has visto?. ¿A quién le importa? A los noveleros coño, a mí no. 

Y ojo, que antes que nada, yo no escondo en absoluto que soy novelera. Y si fuera por novelera también la veo, pero no se me hace justo con un trabajo tan bueno como este y que merece el crédito de ser reconocido por lo que es. De hecho, muy inteligentemente guionistas y productores supieron enganchar con el factor nostalgia a nuestra generación. Sobre todo en los primeros capítulos. Los años noventa para nuestra generación, esta que prefiere transmutar a un pez sapo lleno de botox (incluido el propio Luis Miguel por cierto) antes de tener que enfrentar la dura realidad de que el tiempo pasa y que en efecto envejecer sí era en serio, son años que es divertido recordar. Hay algo nuestro en esta historia. Ahí estábamos. Más chiquitos, menos jodidos, más ingenuos, con la vida por delante. Lo revives. Ese tiempo en que Venezuela no era comunista. Donald Trump era el dueño de la bañera de oro y ya está. Ver a Luis Miguel ahí, cantando, viviendo, recordándonos esa época en la que éramos invencibles tiene algo que definitivamente engancha. Lo que habla de entrada de una producción muy bien lograda: Te lo crees.

Sin embargo, vayamos al meollo del asunto. El tema de la serie de Luis Miguel es uno que me hace feliz porque por primera vez, al menos para mí, veo una serie de América Latina que no es de narcos, o de corruptos, ni trata sobre la bazofia que somos todos los Latinoamericanos para llevársela al mundo. Ni siquiera es un culebrón, aunque a la gente le encante decirlo porque ustedes saben si el guión es en español y los actores no son gringos tiene que venir alguien a decir que es un culebrón: pero no, es la vida. Hay buenos pero que son débiles. Hay ambiciosos. Hay los que son buena gentes. Hay un niño con talento. Hay un papá ambicioso. Hay reverendos hijos de puta. Hay gente que la fama, el dinero, la droga, lo empuja por la borda, se lleva por delante a quien sea y todo se va de las manos. Hay incluso quienes son capaces de hacer gestos honorables.  Así como lo oye mija. Es América Latina y hay una historia de seres que no son sólo esto o aquello, son humanos.

La serie de Luis Miguel no es una apología de su música. La puede ver y mantener su orgullo rockero y metalero intacto. Quizás darse cuenta más bien de cosas mucho más tristes, como que la separación, la droga, el alcohol, él estar solo en la vida, y la mala suerte te joden. Te acaban. Que tenerlo todo es un concepto bien efímero y complejo. Pero no, no es la música, ni el talento. De hecho la música en gran parte de la serie no es ni la excusa. A veces es nada más una banda sonora. El oficio de un personaje que por cosas de la vida lo escribieron como cantante, pero que al final te acuerdas, esta vaina está basada en hechos reales. ¿Qué duro, no?

La serie es la historia de un músico y lo que le costó el éxito. Es una tragedia. De hecho bastante clásica. Su destino era ese. Y el trata, sin saberlo, de eludirlo, y ya sabes desde la primera escena que no puede y que más allá de que él siga intentándolo, está escrito, no lo va a lograr.  

La serie, que está muy bien escrita está estructurada de esa forma para que acompañes al personaje en su debacle. Desde el comienzo te lo están diciendo. Es más, la cara con la que te enfrentan cuando apenas arranca la serie es la de un tipo a todas luces antipático, duro, que se ve que está carcomido por la fama. Rodeado de gente pero solo.  Los diálogos de esa primera escena son sencillos, naturales, pero te lo cuentan todo, sin exagerar, sin adornar, y la actuación, la puesta en escena es acorde. Es el personaje de siempre, el que conoces de las fotos y los videos, pero es una cara que ni te habías imaginado. Y no puedes evitar pensar, sí, eso fue así, yo lo vi y a la vez preguntarte ¿Esto fue así? ¿Cómo llegó él a ser así?  

Y de allí, inmediatamente pasa a ser la historia de una familia cualquiera. Con problemas económicos, luchando, de personajes que están perdidos, pero que a lo largo de los capítulos tienen su arco. A medida que vas avanzando puedes o no compararlo con lo que pasó en la vida real, pero ¿Qué importa? Al final del día la forma como está estructurada y hecha les da una vida propia y de esa es la que te enganchas y con esa te identificas. De una madre que tiene miedo, que se va perdiendo, de un papá que sabe de entrada lo que quiere y que se va a llevar por delante todo.  De un hijo que crece sin hogar, sin identidad, casi sin camino. De un ser humano que quiere algo que no va a poder alcanzar. ¿No hemos sido todos en algún momento un Luis Miguel? Y si a eso le sumas que al final él tuvo que hacer lo que pudo con lo que la vida le dio, tiene un héroe con su camino muy bien construido.

Yo como estoy poco a poco aprendiendo  a hacer guiones no puedo sino estar contenta al ver una serie como esta. Bien escrita. Bien hecha. Bien pensada. Que nos pone a pensar, que toma algo cotidiano y que lo lleva más allá. Que no tiene que edulcorar la verdad, pero a la vez no se enfoca nada más en vender lo terrible de nuestra historia. Luis Miguel, es un migrante, es un sobreviviente. ¿Qué al final hizo dinero con esta serie? Pues mira, está en su derecho, tiene talento y la verdad su historia es fascinante.

Yo los invito a que abran la mente y la vean, no significa que tienen que comprar el disco. No se van a arrepentir. Y si quieren pues no culpen a la noche, me culpan a mí. 

Comentarios

Marta Elena ha dicho que…
A mi me encantó. Tuve la oportunidad de vivir en México en los 90s y estar de cerca en el mundo del espectáculo y es así de cruel.
Muy acertados tus comentarios sobre la serie.

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