Yo quiero protestar
Voy a escribir sobre esto una vez más, y les prometo que el
próximo post será otra cosa. Sin embargo, lo quiero, lo tengo que escribir una
vez más. No puede ser que aquí haya un sector de oposición criticando el
derecho que otros tienen de expresar una opinión. El domingo se realizó una
Asamblea de Calle, el que no quiso ir, no fue. El que no quiso ir se quedó en
su casa, hizo su domingo, como estaba en todo su derecho de hacer. ¿Por qué?
Porque así funciona una democracia. Al menos aquella en la que yo creo. Yo como
ciudadana pienso que una parte fundamental de la democracia es la libertad de
expresión, es el derecho a protestar, a manifestar. ¿Si es útil o no? La
protesta siempre lo es. Cuestionar la protesta es no tener la menor idea de
cómo funciona un sistema de garantías, libertades, pesos y contra pesos.
Justamente por eso, lo primero que hacen los regímenes totalitarios es cuestionarla.
Uno de los problemas que ha tenido la oposición, siempre, es
que cada vez que hay un candidato se hace un caudillo, detrás del cual se
supone hay que seguir, como borregos, (tal como se le critica a los chavistas),
por el simple hecho de que él es elegido, sea en primarias, sea en un Comité
Ejecutivo Nacional o vía encuestas. Quienes conformamos la oposición hoy en día
no tenemos voz. El gobierno criminaliza la protesta, y eso que llaman la unidad
la sataniza. Es decir, que la unidad es quedarse callado, es hacerse sumiso
ante la posición de un candidato que perdió. No. Olvídense ya de que ganó. Si
ganó no lo supo defender, que tuvo razón o no, ya no es importante, de eso hace
más de un año. Lo que importa es ahora. Lo que importa es la inseguridad, la
escasez, la corrupción, el futuro del país que se nos va como agua entre las
manos. Lo que importa es que hay un sector grande de la población de que quiere
protestar y que tiene DERECHO. Apréndanse bien eso quienes se lamentan porque
en Venezuela no somos libres y pretenden que no protestemos porque no le
conviene a no sé quién.
Yo seguiré al líder que yo quiera, al líder que me
represente. Llevo catorce años, votando, siguiendo, apoyando, al que
supuestamente tiene más chance, al menos malo, al que “todos pensamos que le
puede ganar a”. Estoy harga, de ahora en adelante voy a ejercer mi derecho
ciudadano a apoyar a aquel que más es parezca a mis ideales, que yo sienta que
me representa, y así tendré mi consciencia tranquila. Una unidad que no escucha
a un sector de la población y que trata de callarla con la excusa de que eso
debilita no sirve para nada, y lo que es más, se parece demasiado al régimen
que nos tiene oprimidos.
No puede ser que la gente no aprende. ¡Basta! Y lo siento.
Duélale, a quién le duela, no me voy a callar. Yo quiero protestar, y no me van
a venir con el argumento de que debilita la unidad. Tampoco con la pendejada de
la balas. ¡Por favor! ¿Dónde viven? O es que acaso no saben que es más
peligroso salir a cualquier lugar después de las siete de la noche que ir a una
protesta. Esto es un terreno minado, un país que se derrumba. Si usted prefiere
hacer cola y morirse de miedo cada vez que sale, pero esperar a que un milagro
cambie las cosas, usted en está en su derecho, pero por favor, respete el
derecho que tenemos otros de protestar, así funciona lo que tanto anhelan, la
democracia. Parece mentira, lo rápido que se aprende la intolerancia.
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