El Papel que Juegan el Pensamiento Crítico y los Valores
Si algo debemos aprender de todo esto, si hay una lección que debe
quedarnos como la primera, es que en Venezuela lo primero que falló fue la
educación. No. No se trata nada más de los típicos índices de alfabetización,
ni de cuántos adolescentes terminan bachillerato, ni de cuántos pasaron luego a
carreras técnicas. Todo eso es importante, pero falta un componente que no se
toma casi en cuenta, incluso cuando uno habla con gente que se graduó de la
universidad, y que incluso dice entender que la educación es clave para el
progreso de un país.
Una cosa es instrucción. Una
cosa es tener un título en la mano. Otra muy distinta es saber qué hacer con
eso, y entender cómo se llegó hasta allí. No es nada más que de vez en cuando uno se
topa con un bachiller que no tiene una noción clara sobre los padres de su
Patria, ni por qué la fundaron, ni qué significa una constitución. El número de
bachilleres que han leído la constitución debe ser alarmantemente bajo, así
como el que no sabe distinguir bien entre el 19 de abril y el 5 de julio, y lo
que implicó realmente la independencia.
Hay una carencia alarmante de pensamiento
crítico. Uno ve en las redes sociales las lecturas que se hacen de eventos como
los acaecidos en Venezuela este fin de semana y se da cuenta, que mucha gente
no ve, ni entiende nada. No es nada más el comunistoide
trasnochado, que no sabe nada de historia, que cree. Realmente cree, que
esta revolución es algo nuevo, nunca visto, que Chávez es un pionero, y peor,
que entendió algo. No se da cuenta que quien medianamente haya estudiado
historia del siglo XX entendería que estaba poniendo a prueba un modelo
fracasado, como si un médico saliera ahora a decir que va a probar que fumar
durante el embarazo no es dañino para el feto, que en los setenta teníamos
razón, que no pasaba nada.
Es mucha la gente que no
entiende que aquí lo que falla es la forma, pero también el fondo. Mucha gente
ni entiende a qué se opone, ni ¿por qué? y lo que es peor, tampoco sabe qué
apoya. Reinan los discursos vacíos, las generalizaciones, y lo que uno lee deprime, no por lo que estamos viviendo, sino porque pareciera que todavía nos falta una patada más para terminar de entender. O no. No una patada más, corrijo, lo que falta es formación. Formación en pensamiento, y formación en valores.
Yo creo que mucha gente no sabe bien qué son los valores, ni cuáles son, ni qué función tienen en una sociedad. Lo que es más, la gente habla de ignorancia, como si fuese algo que está endosado al grupo socioeconómico. Debo decir que he visto mucha ignorancia de gente que tiene mucho dinero. La formación se compra, hay quien actúa como si fuese así, lo que es una cruel y triste ironía. Es parte además de nuestra podrida y materialista idiosincracia petrolera, soy más porque tengo más. Ser más grande y más fuerte, me hace el más inteligente. Pues la respuesta es no.
Pocos se detienen a pensar en lo
alarmante de nuestras cifras en lo que se refiere a educación y cultura. Poca
gente se da cuenta de que aquí hay poca oferta para la expansión interior del
ser humano. Sí, se hacen cosas y con la uñas, y no se le puede restar al
esfuerzo de instituciones como El Banco del Libro, que además es un referente a
nivel mundial. Justamente, que tan pocos sepamos lo que es, lo que hace, y lo
que significa ese esfuerzo, nos demuestra. No sabemos. No nos lo han enseñado. Sin embargo en general, es poco lo que hace o de muy poco profundidad. Cosas que realmente inviten al pensamiento no hay muchas.
La clave está en la educación.
En la formación. No es la economía sola. No es la política sola. Esa la
educación. Es enseñar tanto a adultos como a jóvenes la importancia de
principios y valores. No hay otra forma Es lo que único que hace progresar a
una sociedad.
Si de verdad les duele Venezuela
lo primero es empezar por los hijos, los sobrinos, y promover cultura y
valores. Así se empieza. Esta semana aprendí que no somos pocos, y eso me dio
paz, pero también me di cuenta que necesitamos apoyo.
Lo que me lleva a una reflexión sobre el último Miss Universo. Es el espejo de lo que vivimos. Siempre me han gustado los concursos de belleza, no lo voy a negar, me parecen divertidos. Ya. No considero que nos dejen en alto por nada. Son vacíos, transmiten pocos valores, y francamente si bien se disfrutan hay que estar claros en el alto componente de frivolidad y mensajes negativos, que van desde la explotación de la belleza artificial, hasta temas de imagen corporal que potencian enfermedades como anorexia.
Claro que no tiene nada de malo que un país alabe a sus misses, el problema viene cuando no hay otro mensaje contrarrestando esos mensajes. El problema es que no hay niñas soñando con ser ingenieros o doctoras, policías, maestras. Está que nuestra Miss, le ganó a una india o a una estadounidense, o una chilena, que quiere ser esas cosas, o más, astronauta, ingeniero en robótica, biólogo, y esta muy probablemente quiere ser modelo y animadora, y como suele suceder si estaba estudiando dejó la carrera porque bueno, ¿vas a calarte nueve años de sacrificio si en una campaña Pantene ganas más? Sin restarle mérito a esas carreras, pero el problema está en que una sociedad de modelos y animadoras no es suficientes. No está bien que a eso aspiren nuestras mujeres. La mujer venezolana es mucho más que culo y tetas, y lo digo sin tener nada en contra del culo y las tetas. Que quede claro. Está en que por ejemplo, esta señorita Isler, antes de ser maestra prefiere que le tiren en la cara sangre de cochino como Carrie.
Hace un tiempo pensé en acercarme a Osmel Sousa, lo juro que lo pensé, y decirle, está bien opéralas, has lo que quieras de ellas y ellas con sus cuerpos, pero ¿y si me dejas darles cultura general? no sólo cómo modular el Buenas Noches Poliedro, ni saber contestar, ¿cuál hebra de tu pelo te gusta más?, para que conteste que todas son importantes porque forman parte de su identidad, es ponerlas a leer, a analizar algunas obras de historia del arte. Mi amiga que en paz descanse Eva Ekvall, que fue Miss Venezuela, hubiese gozado con eso, así como sé que lo harían muchas de esas muchachas, porque no son brutas como tanta gente dice, es que la falla, les falla la educación, la formación, y quien las impulsa, que le resta importancia a la vida interior de un ser humano. Así como nos ha fallado a todos. Esperemos que esa belleza nunca les falte, porque ¿qué les quedaría?
Esto es de nuevo el espejo de nuestra sociedad, nos ha fallado la riqueza y la democracia, y entonces ¿qué nos queda? Nada porque es ese el papel que juegan el pensamiento crítico y los valores.
Esto es de nuevo el espejo de nuestra sociedad, nos ha fallado la riqueza y la democracia, y entonces ¿qué nos queda? Nada porque es ese el papel que juegan el pensamiento crítico y los valores.
Toca trabajar en eso. La buena noticia, es más fácil de lo que parece. Lo digo desde el corazón, pero sobre todo, con conocimiento de causa. Y eso, eso es lo que se llama, hacer país.
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