Libros del mes de diciembre
Esta ha
sido la semana de la lectura, tengo los tres círculos de lectura montados
encima. Ayer tuve dos.
El
primero para discutir una novela de William Trevor, Verano y Amor. Es sobre
Ellie Dillahan, una mujer huérfana casada con un granjero, que a pesar de su
pasado trágico a logrado encontrar cierta paz al lado de un hombre también
marcado por la desgracia, pero que no se ha dejado hundir. Florian Kilderry, es
un joven fotógrafo que quiere dejar Irlanda para huir del peso de su pasado.
Florian y Ellie se encuentran y viven una historia de amor, extraña,
nostálgica, cargada tanto de esperanza como de arrepentimiento, de paz y de
melancolía.
Todo
buen libro es una historia. Hoy en día, sobre todo con los avances de la
tecnología en el cine y las tendencias literarias es raro que una historia nos
soprenda. Ciertamente el valor de esta novela no está en la historia en sí, la
cual puede ser hasta predecible en cierto modo. Su valor es la forma como está
contada. Trevor va tejiendo la trama de una forma tan sutil, enganchando al
lector no por los sucesos, sino por la forma en que los personajes los viven.
Sus sentimientos tan humanos, sus razones, sus motivos.
Es una
novela no sólo sobre el amor, sobre cómo y por qué nos entregamos a otro ser
humano, sobre lo que significa dar la vida entera o dar tan solo unos momentos.
Es una novela sobre el pasado, el peso que tiene sobre nosotros, y quizás lo
más que indaga Trevor es qué nacimos para ser en la vida, y si lo hacemos
influye. ¿Qué tiene más peso la voluntad o el destino? También es una novela
sobre las marcas. ¿Qué constituye una tragedia? ¿Qué hacemos una vez que nos
llega?
No es
el tipo de novela que guste a alguien que está buscando acción o una trama
movida, más bien es para los amantes de la poesía. Es breve, de forma que su
estilo no se torna pesado. Como lector uno disfruta la forma tan cuidadosa como
están construidas las escenas y la atención al detalle.
En el
otro club de lectura leímos Lejos del Mundanal Ruido de Thomas Hardy. Me
fascina el trabajo de Hardy. En general la literatura inglesa del siglo XIX me
atrapa. Hace un año más o menos leí Tess of the D´Urvervilles y me fascinó. Claro
que antes de leer un libro como este hay que tomar en cuenta su época y la
forma de escribir. La forma como avanza y el tipo de lenguaje hace como lector
uno tenga que darle unas cuantas páginas de adaptación. Luego es que viene
realmente el momento en que uno se mete dentro de la historia.
Adicionalmente
a ello estos autores siempre se apoyaban en tramas complejas, con sub tramas
cargadas de eventos para incorporar subtextos relacionados con la época en la
que vivían. Hardy era mucho más osado y hacía suyo el feminismo en una época en
la que las desventajas de la mujer eran considerables. Una de las cosas que me
intriga es que la protagonista Bathsheeva Everdeen hubiese podido heredar una
granja de su tío cuando en Inglaterra las mujeres no podían heredar, pero
ignoro si es que esa ley es posterior o si simplemente Hardy hizo el ejercicio
así porque quiso.
En
principio esta es una historia de amor. Amor en dos frentes. Es el amor de un
hombre por una mujer. Un amor incondicional, inquebrantable, inamovible. Y el
amor de una mujer no por un hombre, sino a sí misma. En general la mujer
siempre está condicionada para entregarse al hombre y supeditar su vida a él.
Bathsheevaa Everdeen no es una mujer de este tipo de entregas, y de hecho
cuando lo hace las consecuencias son catastróficas. Su búsqueda es la de la construcción
de un mundo en el que ella pueda desarrollarse, hacer lo que ama, valerse por
sí misma. Es un personaje redondo porque evoluciona dentro de sus defectos para
encontrar la forma de potenciarlos. No es necesariamente un proceso educativo,
no es un aprendizaje, es más bien un descubrimiento. Mientras que Gabriel Oak,
que es el hombre que la ama es un personaje que se mantiene constante durante
todo el libro.
Hardy
usa mucho el recurso del simbolismo. Utiliza todos los elementos de la naturaleza
para demostrar no sólo la influencia que tienen sobre los hombres, sus vidas y
su destino, su fortuna, sino además la evolución de sus sentimientos. Hay pocos
autores que puedan pintar escenas rurales como Thomas Hardy. Ciertamente para
el lector contemporáneo pueden ser un poco pesadas, pero no dejan de ser
bellas.
Próximamente
verá su adaptación al cine, veremos qué sucede con la historia en ese proceso.
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