El Libro
Me debatí sobre compartir esto durante varios días. Después
de todo, te dicen por ahí que no hables de proyectos, que le roban la energía,
que no compartas, que no digas, que no prometas, y así. Entonces veo
mi trabajo, a lo que dedico mi vida, la gente que me lee, las cosas que me
escriben, a veces vía pública, a veces vía privada. Tantos de
ustedes han tocado mi vida, y me han ayudado en este camino de llegar a ser
quién soy. ¿Cómo no compartir este momento? No sólo el momento. El
proceso. Saben cuándo comencé a escribir. Compartí el primer paso. ¿Por qué no
compartir los que siguen? Después de todo este es mi blog, mi diario, mi
bitácora, ustedes son mis compañeros de viaje. Además quiero saborear este momento y recordarlo toda la vida.
Tengo un amigo que dice, -estoy casi segura que es Toto
Aguerrevere – que hay una frase de Friends para todo lo que te pasa en la vida.
En una madrugada como hoy me viene a la mente una de Joey, cuando finalmente le
van a dar el papel de actuación que tanto tiempo ha estado soñando. “He querido
esto toda mi vida, por qué no me he estado preparando”. Es su reacción ante al
miedo de ver materializarse un sueño. En este momento, cuando con las 4:35 de
la mañana de un miércoles y no puedo evitar el desvelo, me encuentro sintiendo
justamente eso. He querido esto toda mi vida, ¿por qué no me he estado
preparando?
Han pasado dos años desde que me embarqué en esta aventura que ya tiene título
y una gran cantidad de páginas. Después de meses de pensar, escribir, anotar,
escuchar, ver, soñar, releer, reescribir, repensar, borrar, borrar y borrar, y
pensar, tengo que borrar un poco más, terminé de plasmar una sencilla historia
de amor. Eso es todo. Mi meta no es “escribir la gran novela latinoamericana”.
Mi meta es soltar lo que siento dentro de mí que tengo que decirles. Una
cantidad de temas y mensajes que no voy a mencionar ahora. En realidad lo único que he querido es intentar darle un cauce a las
emociones que no puedo controlar, a las imágenes que surgen en mi cabeza a
veces sin previo aviso y sin ningún control.
Este proyecto, además, y algunos de ustedes lo saben porque
participaron conmigo de forma muy activa, tiene un formato que nació hace mucho
más de dos años y que he intenté hacer bajo otros hilos narrativos. Hasta que
un día, bajo el abrigo, el cariño y el apoyo de un gran amigo, surgió el personaje principal de este libro. Fue un
viernes. En la mañana. Con un ratón indescriptible. Ese día escribí muy poco,
pero tomé una gran decisión y nació la protagonista de esta novela. Junto a
ella fui diseñando el otro personaje principal. Un ser, al que –espero-
conocerán/leerán muy pronto, y que tal vez les pase lo mismo que a mí, se enamorarán
de él.
Ayer, mientras terminaba una revisión del proyecto entendí y
vi todo su universo, en el cual he vivido durante meses. Vi su vida propia. Me
vi diciéndome algo como, es que Fulano, jamás, pero jamás haría, ni diría eso.
Suena a una tontería, tal vez algo esquizoide para algunos, este trabajo es así, pero me di cuenta que puedo vivir pensando que tal
vez mañana, cuando salga a hacer una diligencia me lo voy a encontrar en la
cola del banco, o tomándose un café en la mesa de al lado.
La satisfacción de saber que he logrado crear estos
personajes es muy grande. Al final del día ese es el mayor reto. El de dibujar
un universo. Y todavía hay algo que es más, para el próximo proyecto, en el
cual ya he comenzado a trabajar, esto se ha hecho mucho más fácil.
En este momento estoy en proceso de ver cuál es mi siguiente
paso. Analizando. Pensando. Visualizando. Sí. Mucho gerundio. Parece un momento
estático, pero a la vez es de mucha acción. Sí. Es el momento en que me
planteo, cómo lo voy a editar. Con quién. Bajo qué formato. Y toda una cantidad
de preguntas que por ser la primera vez me estoy planteando. A veces siento que
voy a empezar a caminar sobre el mar.
Este es el sueño de toda mi vida. No me he estado
preparando y a veces siento cierta angustia por lo que viene. Sin embargo, la duda y el miedo ya no los tengo, estoy más segura, más firma y más determinada que nunca. En esto nadie me detiene.
Confieso que al ir terminando el proyecto la sensación de
felicidad absoluta que pensé que iba a tener no llegó. Fue algo extraño. No sé
bien cómo describirlo. Si bien por un lado hay un alivio, por otro hay cierta
melancolía. A la vez me doy cuenta que muchos proyectos en los que me he
embarcado, entre tantas cosas que he hecho a lo largo de mi vida no han tenido la convicción que tengo con este. Mi libro no es
perfecto. Tal vez nunca lo sea, pero yo lo reviso, y lo termino y siento, nací
para esto. Me gusta lo que hago. Me apasiona. Y sigo adelante con la convicción
de una mujer que tiene una misión.
Esta semana estaré en diversas reuniones definiendo y concretando próximos
pasos. Les iré contando, desde la primera carta que mande a una editorial. Sí. Lo duro también lo voy a compartir. Gracias por el apoyo y por la compañía.
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