Entre la "evidencia" de violencia por parte de los manifestantes, que muestra el gobierno en la plaza #Altamira, hay un libro. UN LIBRO.
Entre la "evidencia" de violencia por parte de los manifestantes, que muestra el gobierno en la plaza #Altamira, hay un libro. UN LIBRO.
Durante ya varios meses me he dedicado a promover lectura en las redes
sociales. No es nada más una pasión, un hobby, un deseo de compartir algo que
me gusta, ni tampoco – cosa que no tendría nada de malo – una forma de
acercarme a lectores para el día de mañana compartir mis propios libros.
Promuevo lectura porque estoy convencida es que es la clave
del desarrollo del pensamiento crítico. Es a causa del pensamiento crítico que
los seres humanos podemos establecer opiniones serias, argumentadas, que se
basen en ideas no en rumores, presentimientos, humores, prejuicios,
supersticiones y la inmediatez de algunas necesidades. Es a través del
pensamiento crítico que una persona se cuestiona lo que ve, lo que escucha, lo
que le rodea. Finalmente decide en qué creer, a quién seguir y se va formando
su manera de pensar.
El desarrollo del pensamiento crítico es realmente la clave
de le educación. Nuestras sociedades tercermundistas están tan atrasadas y el
recurso humano está mal preparado no porque no haya suficientes escuelas, cosa que
también es un factor, sino porque los maestros no han aprendido ni a pensar
críticamente, ni mucho menos a transmitir este tipo de aproximación al conocimiento. Es la
educación basada en la repetición, no en la argumentación. En la memorización,
no en la compresión. Lo que realmente expande es la lectura, su análisis, la
reflexión sobre ella. Esa es la gran herramienta de la literatura, y de otras
formas de arte, que sirven como ventana del mundo y como espejo de uno mismo y
sus circunstancias. Sirve para crecer, para entender, pero también para sanar y
buscar entendimiento frente a las duras condiciones que a veces nos imponte la
vida. Es además un modo de expresión, de acercamiento de ciudadanos entre sí y
de cada persona consigo misma.
Es por eso que los libros son una herramienta de libertad.
Es por eso que los regímenes totalitarios buscan controlar su producción, su
contenido, y que las áreas que primero atacan son aquellas que quizás a vista
de otros problemas en apariencia más urgentes como la salud, la alimentación,
la seguridad personal y la economía se van dejando de lado. Es por esto que un
libro se usa como evidencia, porque saben que realmente son las armas más
importantes de quienes luchan, porque es a través de ellos que se expanden las
ideas y se forman opiniones que se van transformando en convicciones, en
filosofías de vida, en aquello que le da a una persona su razón de vivir, de
soñar, de luchar, en lo que hace que no se doblegue ante nada, ni se deje
intimidar, ni convencer, ni comprar, ni persuadir.
No quiere decir esto que la lectura nos hace buenos de forma automática.
Ciertamente ha habido lectores despiadados. Incluso cada régimen tiene su canon
de lecturas y de base filosófica que le da sustento a su oprobio. Los
dictadores más crueles de la historia han sido admiradores de arte, literatura,
música, pintura, y la han utilizado para promover su culto y el apaciguamiento
de las sociedades que han dominado. Pero lo primero que han dominado ha sido
justamente la lectura.
Creo firmemente que frente a esta situación no es sólo en la
calle donde está la protesta. Creo que es también en un ámbito más privado que
también hay una lucha, esa que mantiene el espíritu libre, que nos ayuda a
digerir los acontecimientos y a establecer y fijar nuestra posición. El hecho
de que el gobierno esté utilizando este tipo de material como algo que
incrimina y que se condena nos deja muy claro, no sólo la falta de argumentos frente a la criminalización de las protestas y la penalización de los supuestos ataques, sino que busca cercenar nuestra
capacidad para pensar e imponer una sola visión del mundo, de la política, de
lo que nos rodea. La labor de los que promovemos la lectura es titánica y es
una clave, tal vez no tan obvia para muchos, no sólo para salir de este
régimen, sino para evitar que nunca más caigamos en una situación como esta.
El poder del pensamiento libre no es comparable con nada.
Nada detiene a hombre decidido.
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