Mi Carta desde la Tierra


Lo prometido es deuda. Les dije que iba a publicar la carta que mandé a lo de Mont Blanc. Pues aquí está. La volví a leer y la verdad es que sí es muy sentida. Y en parte por eso la publico. Porque es mi carta desde la Tierra. O al menos es una de ellas. Hay otra. La que escribí el mismo día que Dani murió. Esa la publico la semana que viene. Esta está sin pulir. Tal cual salió del alma ese día. Y también está sin terminar, porque ese día se me vino toda la emoción encima y no pude seguir. Estoy debatiendo si terminarla o dejarla así. A veces hay momentos que hay que respetar y siento que si toco cosas voy a alterar la pureza de ese momento. Entre otras cosas por eso tampoco la mandé al concurso. Porque creo que el tema de los concursos tiene su límite. No sé. Es algo que tengo que debatir dentro de mí.

En todo caso, como dije hace una semana. El tema no es el concurso. El tema es expresarse. Es decir las cosas. Sobre todo las buenas cosas. Porque lo cierto es que lo malo, casi siempre se dice sin tapujos,p pero lo bueno se calla casi siempre. Así que aquí va. Espero les guste.

Dani:

He pensado mil veces en cómo comenzar esta carta. Como dice Herta Muller, tiene que ser algo que abra un deseo y cierre una puerta. Quiero que sepas que desde que te fuiste mi manera de ver la vida ha cambiado. Yo diría que si ahora tuviera un soundtrack sería esa versión instrumental de Love Story meets Viva la Vida que hizo Jon Schmidt. Es más. Suena en mi cabeza mientras escribo estas palabras. Porque no te recuerdo como una persona que murió, sino como alguien que vivió. Que vivió al máximo.

Ya no me preocupo tanto por la talla del pantalón. Ni me importa qué tan mal se me ve el bikini. Aunque tengo en mente las palabras de mi amigo José Humberto "lo importante es no dar pena." Pero si me provoca un plato de pasta, o una cucharada de Nutella, no me detengo sólo por alguna posible crisis ante el espejo. Si un libro no me gusta lo cierro y busco otro. Duermo menos y veo menos televisión, pero escucho un poco más de radio. Y hago cursos de todo. Pilates, yoga, narrativa, fotografía, cocina. Lo que venga para aprender más, para experimentar más cosas. Tomo cerveza, sobre todo en la playa, y probé el whisky no sé cuántos años. Me he puesto la meta de conocer un lugar nuevo cada año, y de comer helado al menos una vez por semana. Dar más besos y decir más te quiero, y sonreír a los extraños. Tomar como bandera tres palabras, por favor, permiso y gracias.

Me he prometido no madurar. Al menos, no demasiado. Quiero mantener la pasión del adolescente ante cada situación de la vida, sobre todo el amor. Si no quiero ir a un compromiso social, no voy. Porque he entendido que el único compromiso que tengo es conmigo y con mi hija.

El mundo está complicado. Pero ¿sabes? Yo no veo las guerras, ni los odios, ni las divisiones, ni los imposibles. Es que aunque reconozco que existen, he decidido preñar al pajarito, porque después de todo, no se puede aspirar a un mundo mejor, si no crees primero en él. Me declaro idealista y come flor. Me dedico a aplicarle el humor a todo. Y no importa si alguien no comparte mi filosofía, como dicen en Twitter, lo único que tienes que hacer para que yo no exista, es darle a UNFOLLOW. No seguirme, y ya está.

He decido concentrarme en luchar por aquello que quiero. He decidido no detenerme ante el miedo a lo que la gente piense o diga, pues como dice Mecano lo que digan los demás, está de más. Así que cada vez filtro menos lo que pienso. Pero también he decidido que haré todo lo posible por no hacer a los demás, lo que no quiero que me hagan a mí. Me he dado cuenta de que esas cosas que hice y de las cuales me arrepiento, al final desembocan en no haber cumplido esa premisa.

He decidido hacer como dice el merengue aquel, abrir los ojos, mirar hacia arriba y disfrutar las cosas buenas de la vida. Como los chistes de Jaimito. La sangría helada a la orilla del mar. La fondue de queso. Un buen chinchorro. Una puesta de sol. Un Ipod lleno de música buena. La luna llena. Una chimenea. Una noche estrellada sin luna, aunque no tenga ni la menor idea cuál es la osa mayor. Una cobija en la grama. Mi perro esperando detrás de la puerta, incondicional, pase lo que pase y sin juzgar. Como debe ser la amistad.

He decidido perdonar y pasar la página. Entendí que el resentimiento es el cáncer del alma. Y quiero que sepas, de todo corazón, que aquello que vivimos, que aquello de lo que me salvaste, lo he perdonado. Y el día que perdoné me di cuenta que la herida cerró, y volví a creer en mí. Me di cuenta que a quien realmente tenía que perdonar no era al otro, sino a mí misma. Y me dolió reconocer que yo en el fondo tenía gran parte de la culpa, pero a la vez me hizo libre. Infinitamente libre.

Y cada vez que bajo el vidrio y siento el viento en la cara, tú estás ahí. Estás ahí cuando cierro la puerta del baño para bailar sin que nadie me vea. Cuando me estoy tomando esa copa de más, como tantas que nos tomamos juntas. Estás en esas risas que hacen que me salgan lágrimas, y que me ponen a punto de hacerme en los pantalones, aunque tenga treinta años. Estás en las parrillas que me dejan full por una semana, como las que hacíamos en el deck que hizo Matías en el techo de tu casa. Estás en los días de lluvia en que me quedo echada en el sofá viendo una película. Estás cuando juego con mi hija y trato de enseñarle a reírse a carcajadas. Sólo espero que ella y yo lleguemos a tener la complicidad que teníamos nosotras dos. Esa que de una forma u otra seguimos teniendo.

Estás en las canciones que canto a todo volumen, en público o en privado, como I Gotta Feeling de Black Eyed Peas. Estás en mis intentos fallidos de cocinar. Estás en los atracones de sushi, detrás de las fotos absurdas que tomo con la D60 y en las lecturas ligeras y en las profundas, como la del libro que me diste el día que me mudé de Houston, Cartas Desde la Tierra de Mark Twain. Estás en esta, Mi carta desde la Tierra.

Y como escribió un gran amigo buscando consolarme el día que te fuiste, siempre habrá un momento para el reencuentro. Cuando por fin se de, allí te voy a dar el último abrazo que el tiempo la distancia no nos permitieron. Y más allá seguiremos viviendo. Como si no hubiera pasado un día y eternamente al máximo. Estoy segura de que lo primero que nos vamos a decir, apenas nos volvamos a ver, será Viva la Vida. Sí. Ese reencuentro, igual que esta carta tiene soundtrack.

Comentarios

Mire ha dicho que…
mira, esa gente no se leyó las cartas. la tuya es 100.000 veces mejor que las que ganaron. 100.000 veces, repito. Para mí que pusieron ls cartas en una ruleta y así sacaron las ganadoras. Es imposible que hayan obviado tu carta. De hecho hay una de las ganadoras que tiene imágenes tan manidas como "el fruto de tu vientre" ¡Dios! Chama, ud. no le pare al concurso. Ud sabe escribir y lo hace muy bien.
anunezt ha dicho que…
Justo ayer mi hermana me envió un email para que votara por la carta del Sr. Gutiérrez y entonces aproveché y me las leí todas. Yo tampoco entiendo cómo escogieron algunas de esas cartas y no la tuya. Me pareció hermosa y sí, muy sentida. Así que con concurso o no, votamos por ti.
Doña Treme ha dicho que…
A pesar que nuestro comun amigo es nuevamente finalista y su carta esta muy bien escrita, si tengo mi curiosidad de como se eligen las cartas. Mi favorita es la de la madre adoptiva, aunque es muy dura juzgando a su benefactora, desde mi humilde punto de vista.
Algunas cosas es rico publicarlas, pero no mandarlas a concurso.
Ya llegara el momento que volverás a verte con esa persona tan especial para ti...
Toto ha dicho que…
Me la leí con el soundtrack de Viva la Vida/Love Story. Concurso o no concurso, yo sólo espero que en vida tú me escribas a mi una carta así.-
Clara Machado ha dicho que…
Sin palabras para responderles. Ojos aguados, o mejor dicho, oficialmente se me salieron las lágrimas. Sólo puedo decirles de todo corazón, gracias.
Carolina Jaimes Branger ha dicho que…
Clarín, ¡bella tu carta! Sentida, noble, bien escrita. Estoy segura de que esté donde esté, Dani debe estar muy feliz de haberla inspirado.
No leí las otras cartas, pero la tuya es definitivamente buena.

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