5 Minutos Más para la Cuenta Atrás


Hoy es 31 y toca, o al menos debería hacer el balance del año. Como dice la canción de Mecano. Este año para mí fue bastante raro. Empecé embarazada. Un embarazo que terminó en una cesárea. Jamás imaginé que yo no iba a dar a luz por parto natural. Eso definitivamente fue lo mejor del año. El nacimiento de Clarissa. Lo peor fueron los puntos de la cesárea. Qué estupidez estoy diciendo. Lo peor fue la muerte de mi Dani. Mi Dani. Cómo te necesito ahorita.

La operación de rodilla de mi mamá. Eso también fue chimbo. Le costó muchísimo. Se deprimió horrores. Es una de esas cosas en las que tratas de ayudar a la gente, pero no sabes cómo y terminas por tener que aceptar que no puedes. La única manera del salir del pozo es como el oso: Mojado.

Este año siento que logré mi resolución del año pasado. Bajar mi obsesión con mi figura. Lo hice porque sabía que la iba a perder. Que después del emabarazo habría un montón de ropa, que si no para siempre al menos por un buen tiempo no podría volver a usar. Todavía no puedo entrar en mis blue jeans de antes. Realmente no quería que esto fuera un punto de honor. No me quería convertir en una de estas mujeres que no tienen ni 3 meses de embarazo y están desesperadas matándose de hambre. Haciendo carreras con las demás parturientas por ver quién perdió la mayor cantidad de peso primero. Me parece que esa nueva tendencia demuestra que el hombre quizás haya desarrollado tecnologías brillantes, pero no ha evolucionado un carajo. Y las mujeres, menos que menos. Tanta cosa productiva en la que se podría pensar, para estar perdiendo el tiempo en esa estupidez.

Y lo digo y suena fácil. Mi relación con el peso ha sido tormentosa desde que tengo 16 años y descubrí que era gorda. Hasta entonces había sido una gorda feliz. Con mis levantes, porque modestia aparte, no me faltó pretendiente. Pero ese interruptor que me convirtió en una idiota que pasó 15 años pensando: la manzana tiene 20 calorías, lejos de volverme más atractiva, me hizo mucho daño. En momentos hasta generó rechazo. Y me llevó en un momento de mi vida a pesar 45 Kg. Un espanto.

Un día. De esos que yo andaba estresada porque pesaba 50.2Kg y me había comido la noche anterior una cena de persona normal y corriente, en vez de matarme de hambre como según mi mente debería. Estaba en una discoteca, este cuento lo he echado estoy segura, y por la puerta entra el chamo que me gustaba. Que me quitaba el sueño. El gevo que yo quería que me parara. Pero que estaba enamorado de otra. Qué se le va a hacer. Yo no conocía a esa otra. Me imaginaba a una de esas mujeres que como dice Carry Bradshaw están en la Tierra para hacernos sentir mal. Y cuando vengo a ver, estaba con ella. La tipa era…a ver cómo lo pongo. No era X. Porque X no era. Pero joder era gordita. Sí. Era una gordita, con el pelo mal batido. Era bonita, pero no era la Chica Polar, modelo de revista, Heidi Klum que me había imaginado.

Me sentí como una idiota. Le comenté a una amiga que tenía al lado. Chama, tanto que uno sufre por un kilito, dos kilitos, tres kilitos. Trota. Levanta pesas. Te tapas con el pareo. No te pones la ropa pegada porque se te sale el rollito y piensas que te van a ver feo y coño. Al final. Eso no es lo que te hace más o menos sexy. Es tu actitud. Lo dijo Fito Paez. Ha estado allí siempre. En nuestras narices. Es vivir la vida. Es como dice mi mamá. No le pares mucho a los kilos, porque el día de mañana, los hombres se aburren de una tipa que se corta toda frente al menú en un restaurante y se van con la gordita que se cae a palos y goza la vida.

Así que el año pasado dije. Hasta los 30 es suficiente. No es que me voy a descuidar y voy a ir por ahí dando lástima. Como dice un gran amigo: hay que evitar dar pena. Uno se cuida. Uno hace ejercicio. Es salud. Pero hay que vivir. Hay que pedir postre. Hay que decir todos los lunes, mañana empiezo dieta. Hay que hacer de vez en cuando eso que uno sabe que no debería. Porque la vida es demasiado corta. Demasiado triste. Demasiado complicada para estar botándola por una chuchería, por un pantalón que ya no sirve. Por querer desfilar en una playa un modelito de traje de baño, para una audiencia que al final, no está viendo. Porque como yo misma comprobé, a nadie le importa. Y los que se fijan en eso, por lo general, lo hacen porque están demasiado vacíos. Entonces, da igual lo que piensen. No están buscando qué bien te ves, sino están hurgando en ti para encontrar un defecto. Y como uno es humano lo harán tarde o temprano. Así que no vale la pena dejar de vivir por otros.

Este año mi resolución no fue nada grande. No cambié el mundo. Pero el mundo cambió para mí. En gran parte gracias a Clarissa. Es primera vez que resuelvo algo y lo recuerdo durante todo el año. Y llego a este diciembre y siento que lo hice. Que soy mejor. Que maduré en ese aspecto. Me siento plena en ese sentido.

Otra cosa buena de este año es el resolverme a escribir la novela. Es encausarme de nuevo con mi vocación en la vida. Con mi pasión. Reconocer que esa es mi razón de ver y decidirme a echarle plomo. Cosa mala es la paranoia que se ha apoderado de mí por vivir en la Ciudad de la Furia. Las ganas a veces de irme. El no saber a dónde. El pasar un año más que no sé si será el último aquí. Uno más de tantos. O qué carrizo. Otra cosa buena de este año tiene nombre y apellido: Roberto Mata. Cómo amo ese taller. Voy para el nivel 3 en enero. Quiero que empiece ya. La fotografía me fascina. Me ayuda mucho a escribir. Lo hace a uno agudizar la mirada. Conectarse con el alma. Conocer gente que está en la misma tónica. Que tiene sensibilidad es lo máximo.

Otro punto a favor es el Club de Lectura. Comenzamos en Junio, vamos para el 8vo encuentro, es decir van 7 libros. Somos un buen grupo. Todo el mundo es intenso. Somos bebedores. Fanáticos. Gritones. Casi todos somos egocéntricos y algunos incomprendidos. Amo mi club porque me hace sentir que no soy un mojoncito que dejó un extraterrestre en su paso por la Tierra. También bueno fue el curso de Literatura Infantil. Me fascinó. Descubrí un género que no había explorado. Sobre todo la literatura juvenil. Quiero escribir para adolescentes. Me hace sentir que sigo siendo uno de ellos.

Este año hice pilates. Este año nadé en el mar. Este año amamanté a un bebé. Este año lloré desconsoladamente. Tuve un pleito con mi mamá. Me partieron el vidrió del carro, pero no había nada que robar adentro. Este año me monté en avión y me puse a llorar por la turbulencia. Este año no me dio gripe. Bueno un pelín nada más, pero yo me considero que pasé invicta. Este año no vomité. ¡JA! Pero si tuve dolor de barriga. Este año no cociné algo rico. Este año no cocí. Este año vi nacer un cachorro. Este año dormí hasta tarde. Este año pasé dos meses durmiendo mal. Este año estuve más de una noche en una clínica. Este año me sacaron sangre. Este año no marché por la barriga. Este año vi películas que cambiaron la vida. Este año leí libros que me entristecieron. Leí otros que me parecieron una mierda. Este año escribí cosas que hicieron sentir que tengo talento. Este año descubrí que amo mi blog más que nunca. Este año hice sentir mal a alguien. Este año pensé en locuras. Este año se me incrustó gente que tengo cerca. Este año gocé por ahí con mis amigas. Este año tuve que decir adiós. Este año perdí a una gran amiga del alma. Este año he aprendido que lo que uno siente tiene que decirlo, porque el tiempo pasa. Pasa de verdad. Este año nadé en piscina. Este año envolví regalos. Este año compré cosas que no debí haber comprado. Este año dejé pasar oportunidades. Este año dije cosas que no he debido haber dicho. Este año me vestí horrible más de una vez. Este año no se fue Chávez. Joder. Este año eché carro y embarqué en varias cosas. Este año volví a usar zapatos chatos. Este año no subí ni una vez al Ávila. Este año no recibí regalo el 24. Este año me dijeron que me van a publicar un cuento. Y con eso cierro. Porque esa es la mejor noticia. Todavía no lo creo.

Por cierto, ¿La década se acaba hoy o el año que viene? Si se acaba hoy hay mucho que planear. Mañana hago mi lista de lo que quiero hacer el año que viene. Pero si tengo que pensar en 10 años eso es otra cosa.

Bueno, por ahora, Happy New Year! Da un poco de tristeza cuando se van los años. Pero lo importante es hacer el balance y poder decir: este año, bueno o malo, viví.

Comentarios

Pedro ha dicho que…
Cada vez que leo este blog me dan ganas de escribir
Clara Machado ha dicho que…
Gracias! Qué bueno! Plomo al hampa. Cuando te lances me visas. Así empecé yo. Así tu año 2010 es literario igual que el mío.
Pedro ha dicho que…
Ya empecé. Pero mientras más escribo, más me doy cuenta que lo de la novela no es para mí. Al menos no por ahora. Creo que las historias cortas se me dan mucho mejor. Quizás alguna luego terminará siendo una novela, pero por ahora me siento mucho más cómodo con cuentos.
Clara Machado ha dicho que…
A mi me pasa lo mismo. Me pasó por mucho tiempo. El relato corto es por un lado más facil por otro más dificil. Es tan complicado ser conciso. Al menos para mí. Se nota? Jajaja. En fin...pero sí, uno empiezar por ahí hasta que se da cuenta un día que nace una idea...igual cada quien tiene su género.
Clara Machado ha dicho que…
Ojo...yo todavía no he comprobado que pueda con la novela. Espero. Espero. Lucho.
Pedro ha dicho que…
A mi también me cuesta mucho ser conciso. Trato de que los posts de mi blog no pasen de unas 1400 palabras porque creo que nadie los va a leer.

Pero me gusta tratar de escribir así, me imagino que porque desde hace unos años los escritores que más me gustan los que son económicos con las palabras. Esos que no usan una palabra más de la necesaria, y no insisten en describir lo mismo de distintas maneras, y que confian en que puedes descifrar las emociones de los personajes sin que te las describan. Acabo de terminar The Road de Cormac McCarthy, y es de los que digo "Como quisiera escribir algo la mitad de bueno y conciso".

Pero me falta mucho por mejorar. Ejemplo: este comentario.

Entradas populares de este blog

¿Cómo se pide el empate?

¿Ver Luis Miguel? ¿Qué cosas dices pisha?

Soy desordenada ¡Qué carajo!