Canciones para mi muerte: Slipped, The National
Algunos de nosotros andamos por ahí con secretos. Cosas
inconfesables. Pasados tan remotos que ya han perdido la estructura de la
realidad. Como si la vida que dejamos atrás fuese un cuento, un producto de la
ficción, una especie de libro mágico, sólo nuestro, y está escrito en ese
espacio que llamamos memoria. A veces, esos secretos, esos recuerdos, esas
historias tienen un contenido que no sabemos cómo reproducir, vuelven. No importa el talento
frente a las letras. Reproducirlo. Contarlo. Asumirlo. Es demasiado. Entonces
dan vueltas dentro de nosotros. Esas escenas, esos momentos en los que tocamos
la oscuridad. En los que palpamos el fondo de un abismo que sólo está abierto
para quienes toca la compuerta de la tragedia.
Nos hacemos solitarios. Nos encerramos en ese pasado que va
impregnando el presente. Como si la vida fuese multicolor y esos recuerdos,
esas heridas, dejaran de sangrar pero continuara manando de ellas un líquido,
una tinta, que ennegrece todo, que lo cubre de un velo pesado. Nos sentimos
ajenos a esta vida. A este universo que nos toca. Nos cuesta asumir el aire que
respiramos. Le damos la vuelta a lo que pensamos, y nos damos cuenta que todo
está distorsionado, pero no sabemos bien por qué. No sabemos dónde empieza la
realidad y donde nuestra terrible ficción. Le damos vueltas a los recuerdos.
Revisamos los hechos y nos preguntamos, ¿esto realmente me pasó a mí? Esos trenes
que han chocado, los barcos que se han hundido, los aviones que han caído, las
balas que se llevaron los órganos. Todos son palpables pero hay tragedias que
dejan otras huellas. Hay atrocidades que no dejan sino los rastros del
recuerdo.
Asesinos silenciosos.
Slipped de The National es una de las canciones para mi
muerte. O tal vez esta sea una de las canciones para mi vida. Porque le doy
vuelta a esos momentos constantemente. Porque algo se rompió en mí. Se quebró.
Porque me gustaría decirle, que no necesito ayuda para ser rompible, “porque no
conozco a más nadie que se pueda reír de cualquier tipo de chiste, cuando me
dejes no voy a necesitar ayuda para estar sola, eso se arregla fácilmente.” (…)
“No quiero que aflijas, pero quiero que te compadezcas, no te puedo culpar por
perder la cabeza un rato, yo también lo hice, no quiero que cambies, quiero que
reconozcas, que yo.” Y no lo voy a contar todo, es más no voy a contar nada,
los esqueletos se quedan conmigo, dentro de mí, y sí, tengo muchos problemas
viviendo dentro de mi piel. Nada que hacer.
Y sigo regresando a al lugar donde todo se escurre. (I keep comming back here where everything slips).
Comentarios