Un Blackberry que Viva por Ti

Un resplandor azul le ilumina la cara al que está sentado del otro lado de la mesa. El menú sobre el plato esperando a que lo levanten, su cabeza inclinada, su mirada perdida en la pantalla, como si fuese la bola de cristal que en cualquier momento le anuncia que algún día se gana el loto, los pulgares clickeando furiosos, tecla tras tecla tras tecla, como si de adentro del aparato fuesen a salir una cantidad de insectos que si no se detienen, acaban con la humanidad.

Miras a tu alrededor. Hay más idiotas como tú, que miran su menú o estudian el decorado del techo mientras su supuesto interlocutor salva al mundo a través de la pantalla de su Blackberry. Luego hay mesas en las que todo el mundo está en el mismo plan. Ya lo dudas. ¿Será que se están hablando entre sí a través del aparato? No parece. En una mesa uno se ríe, el otro tiene cara seria, y el tercero más bien parece reflexivo, como si estuviera ayudando a alguien con un problema.

De repente tu compañero levanta las cejas y suspira, parece que le han dicho algo que no le ha gustado. Le preguntas. Pero te dice ya va, un segundo. No se puede clickear y hablar al mismo tiempo. Después de todo, si quisieran hablar contigo te habrían invitado a uno de esos chats en conferencia.

En eso te empiezan a hablar. Por fin. Tu presencia acaba de volver a recobrar la importancia que tú pensaste que tenía. Después de todo estas ahí, enfrente, con toda tu carne y todos tus huesos, eso debería contar para algo. ¿No? No pareciera justo que el protagonismo se lo robe uno que ni siquiera está ahí.

Cuando por fin terminaste de comer fuiste al baño y al meter la mano en tu cartera te encontraste con tu aparato cuya luz roja titilaba. Te mandaron varios mensajes mientras estabas comiendo, uno de los cuales es la palabra PING, que pronto será admitida por la Real Academia Española como: 1. m Expresión de irritación ante la negativa a responder de un interlocutor del blackberry messenger. 2.expr. coloq. coño de tu madre mariquito agarra esa porquería ya.

Te miras al espejo y te preguntas ¿no se puede pasar un rato aislado del mundo? Pareciera que la respuesta es un rotundo no. Ni el mundo te deja que te aísles, ni tú te lo permites. Entonces repetimos aquello de que el Blackberry aleja a los que están cerca y acerca a los que están lejos. Y la verdad es que no, porque aunque contestes un mensaje inmediatamente el otro sigue estando lejos, no está ahí, no está enfrente, con el menú, el refresco, con el ruido de los platos y el murmullo de las conversaciones del restorán.

Uno ve gente que no maneja por andar viendo el Backberry, que se ha dado su mamonazo por el bendito teléfono. Están los que no ven por dónde caminan. Los que no ponen atención en clases. Están hasta los que lo utilizan en el cine, porque ya ni Hollywood es suficientemente importante para merecer que se apague el dichoso aparato.

La tecnología por supuesto que trae cosas buenas y sin duda, el Blackberry es un invento positivo, que facilita el trabajo de muchas personas y que incluso, bien utilizado hasta permite sacar tiempo libre, y que ayuda a la comunicación de una forma que hasta hace poco no imaginábamos. Pero a veces no vivimos por estar en otro lado, a veces no vemos lo que tenemos enfrente por estar leyendo lo que tenemos lejos. Y si bien es cierto que hay momentos en que es justificado, la gran mayoría de las veces no lo es.

Yo pasé tres meses dejando el aparato en mi casa. Por múltiples razones, y la verdad es que oh sorpresa, sigo viva, sigo en el mundo, mis amigos siguen siendo mis amigos, sigo siendo hija de mis papás, dueña de mi perro, escribiendo en este blog, sigue habiendo un sábado después de un viernes y un domingo en el que la ciudad se levanta tarde, la lluvia sigue mojando. No ha implotado el universo porque ahora uso menos el Blackberry. Y la verdad se me habían olvidado ciertos detalles que había dejado de ver, en la calle, en el metro, hasta en lo que pienso cuando ando por ahí sin distracciones.

No hay que olvidar que el Blackberry, a veces es sólo un Blackberry y que muchas veces por estar pendiente de la pantalla estás dejando de disfrutar de lo que tienes enfrente, estás viviendo pero sin vivir. Después de todo, todavía no han inventado la aplicación para que al aparato viva por ti.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Excelente post Manu. Cualquier parecido con la realidad, e spura coincidencia!!
Michelle Durán ha dicho que…
Qué capacidad descriptiva tan pulida tienes , joder.


¡ SALUDOS!

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