Manu-s-libros

En estos días el catire me contó de un amigo que decía que su sueño era poner una posada. Acto seguido vino la pregunta "¿No te parece que eso sería lo máximo?" Claro que al menos yo me imagino la posada en una playa de esas en las que la arena parece leche en polvo, y el mar tan turquesa que jurarías que si metes un poquito al horno, al sacarlo tendrás una piedra para hacerte anillos, zarcillos y después millonario.

Yo me veo en una mesita que sería la recepción atendiendo a la gente. Me imagino que cada cuarto sería distinto, cada uno amoblado a su manera, todo unido a un concepto especial. Seguramente habríamos peleado el catire y yo por la cantidad de ideas locas que entre los dos nos habríamos fumado para la posada. Yo habría querido ponerle a los cuartos nombres de escritores famosos, él me hubiese dicho que nada que ver, y yo me hubiese puesto brava. Entonces, al catire, que tiene una creatividad que ni él mismo se la cree, se le habría ocurrido algo fumadísimo, y yo le hubiera dicho, sí tienes razón, vamos a hacer eso.

A lo mejor entregaríamos frases de canciones que nos gustan con el desayuno. A lo mejor en vez de Continental Breakfast hubiésemos tenido el Bono, que es el clásico que nunca falla, que por un lado te sorprende pero que sabes qué esperar de él, el Lady Gaga, que sería el que tiene huevos con fresas o algo extremadamente bizarro, el Sinatra, que tendría una margarita incluida, y el The Beatles, pan tostado, jugo y café, sencillito pero perfecto.

Ese es el sueño de la posada, pero no es la única ocupación distinta que he imaginado. También de tanto ir a heladerías de vez en cuando me imagino cómo sería tener una. Me imagino yo misma detrás del mostrador, junto con las chamas de los sombreritos y las camisas de cuadritos, dándole de probar a la gente. Torciendo los ojos para mis adentros con la típica vieja que te dice, "dame del de banana otra vez", y totalmente enternecida con el gordito que directo y de una te pide tres bolas, una de estraciatella, una de un sabor que yo llamaría así: "Nutella de verdad, si no, no se llamaría Nutella" y mango.

La verdad es que el negocio de la heladería me gustaría porque la gente en las heladerías siempre está contenta. El poder del azúcar es del más allá. De verdad que es raro ver a alguien dándole lenguetazos a una barquilla que chorrea con una cara de amargue, siempre es una cara de placer cochino. Salvo cuando te pasa lo que me pasó una vez, que saliendo de una heladería un idiota me empujó y mis dos bolas de coco y chocolate se cayeron al piso. Menos mal que el chamo de la heladería me vio, se apiadó y me repuso el helado. Aunque si no hubiese sido por el factor de lo asqueroso, hubiese aplicado la regla de kinder y le hubiese dicho al chamo, "ahora me das el tuyo." Pero como dice Phoebe Buffet "Eeeeuuu and Oh No!"

Hablando de profesiones en las que la gente está feliz está la de dueño de una tienda de juguetes. Esa la pienso últimamente ahora que entro a las tiendas de juguetes con Clarissa. De verdad que es emocionante, ella entra y ve a un peluche y es más o menos la misma cara que yo pongo cuando me encuentro de sorpresa a alguien que quiero y tengo años sin ver. La mujer grita, sale corriendo y abraza a un peluche como si fuera de verdad un gran amigo. Y me mira, con esa cara de "mamáaaaa! Es fulaaanoooo! ¿lo puedes creer?" Cabe destacar que así escogió su regalo de cumpleaños, un oso que se llama Didi, y fue amistad profunda a primera vista, la tipa salió de la tienda con su oso abrazado y duerme con él, y es lo primero que busca cuando se levanta. Lo abraza, le trata de dar comida, y de vez en cuando, porque el amor es así, lo saca al balcón y le cierra la puerta.

Luego está una zapatería. Me gustaría tenerla para ver los zapatos. Eso sí, yo no podría prestar el servicio de quitarle el zapato al cliente. Creo que por ahí no van los tiros para mí. Me pasarían cosas como, al ver a alguien tipo cinco de la tarde pensar "mierda esa pecueca ha estado ahí desde esta mañana y la va a sacar aquí en mi tienda. Fooo!" Yo tengo algo muy particular con los pies, de modo que zapatería no es para mí.

Más bien me encataría tener una tienda como Zoco con cosas locas, desde franelas, hasta libros, hasta ventiladorcitos que son una chinita y pinzas de cejas que son una muñequita. El Catire dice que esa es la tienda perfecta para mí. Me imagino que porque yo soy más o menos así, una personalidad toda ecléctica que te baila ballenato y llora con la Segunda Sinfonía de Beethoven, o peor, se sabe de memoria partes del Requiem de Mozart y algunas de las canciones de los sobrinitos de Contesta por Tío Simón. Sí. "I´m a weirdoo, I´m a creep."

Otro negocio que me encantaría sería una pastelería o una bombonería. Un lugar en el que desayunar sea un rito. O si no, un café como Central Perk , claro que estando en Caracas lo llamaría Perke del Este, o como el café al que voy todos los días. El lugar es de una pareja, él es el chef y ella está detrás de la barra. Cuidan su cafecito con un cariño que da envidia. Yo los veo todos los días reunirse con proveedores, recibir los pedidos, recibir a los mesoneros, poner las mesas del almuerzo, hablar de que tienen que salir las copas o de si ese día no hay más naranjas o ya se compró suficiente pan. Los veo saludar a los que vamos todos los días, y la verdad que es sabroso. Ese es otro negocio que me encantaría, servir buen café por las mañanas. Otra ocupación para ver caras felices. Además que sería interesante ver la gente que entra, porque siempre me han dado curiosidad los lugares en los que la gente come, pero eso es tema de otro post.

Por último sueño con una librería. Es mi gran sueño en realidad. Trabajaría con un gran librero de profesión, que porsupuesto sería socio y el cerebro del asunto. Yo le pondría la pasión, la música de fondo, la atención. Sería una librería hermosa, de las que te deja tocar y oler los libros. Una librería en la que yo me perdería. En la que te podría recomendar algo para ti, algo para tu abuelo, algo para niños, porque además amo la literatura infantil. Te podría decir qué autores sí y que otros son "bueno, a veces como en todo es cuestión de gusto," y con toda honestidad te diría "ese lo tengo en cola, si te lo llevas toma mi email mi cuentas qué tal." y eso sí, no hablaríamos mal de nadie, serían un lugar donde habrían libros para los que se creen eruditos, los que lo son y los que le tienen miedo a los libros que pasan de las cincuenta páginas.

Yo sería de las que le diría a mis clientes "bueno, no es por vendértelo, sino porque ese autor de verdad, no lo puedes dejar de leer." Y no faltaría el "si no lo amas, te lo acepto de regreso."

Vendería marca libros, linternitas para leer en la cama, plumas y cuadernos, y sillas para leer. Vendería una copita de vino y café. Hasta tengo el nombre de esta librería. Si alguien se anima la montamos.

Al final del día, lo importante es que haga lo que uno haga, uno tiene que amarlo. La profesión es como la pareja, consigues una que te mueve el piso y con esa te quedas.

Comentarios

Ora ha dicho que…
Yo me la pasaría metida en tu librería.
Ira Vergani ha dicho que…
Yo me animo con la libreria, con la posada, con la heladeria y con el cafe...toda mi vida sere gorda jajajaja.

La jugueteria no, tu como que nos has visto el berrinche que arman algunos cuando no le compran todo lo que ven? y me arrunaria, no podria ver la nariz pegada del vidrio de aquellos que tienen menos suertey les regalaria los juguetes...

Yo ademas de las primeras cosas sueño con una casa hogar de chamos abandonados...me imagino la peladera al principio, la pedidera de donativos y por sobre todo me imagino la cara feliz de los chamos cuando reciben abrazos, regalos sorpresas y especialmente el dia en que encuentran familia...decido borrar de esas foto los maltratos y los abandonos, si los veo se me complica el sueño...

Ves que inspiras a los demás? keep writing ok....
Toto ha dicho que…
Creo que cada vez que te comente te voy a felicitar por aprender a justificar los márgenes de tus textos. Gracias totales.
Yo quiero un café "Toto's" por supuesto porque es una cosa de egos, oscuro, de madera casi como la tienda de varitas Ollivander's llena de libros enormes de fotos tipo los que solía sacar la revista Life, Avedon etc. donde la gente se pueda echar a leer, leer y leer y echar cuentos tomando lo que le provoque. A las siete de la noche se convierte en bar donde puedes ir en blue jeans a oir musica de los Beatles en vivo y a las dos de la mañana es senda disco forrada de espejos donde te toman fotos de tu noche y cuando sales te entregan un album de todo lo que gozaste. Voyeurismo: yeah i'm up for it.
Only at "Toto's"
Anónimo ha dicho que…
Alguna vez visitaste Board's en el Sambil?

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