A Punto de Bloqueo

Estoy a punto de declarar bloqueo. Es lo que pasa cuando uno deja ir las ideas. Esta mañana tenía clarísimo lo que quería hacer. Lo que quería decir. Ahora nada. No tengo personaje. No tengo historia. Lo que tengo es una vaga revisión del baúl de mierda de mi pasado a ver si de allí saco un diálogo. Qué vaina tan seria. Le puedo echar la culpa al Twitter. Pero la verdad es que Twitter es más bien una fuente de ideas. Además, para alguien como yo, adicto a la verborrea, no está de más practicar la expresión en 140 caracteres.

El punto es que para mañana tengo que terminar un diálogo y no estoy ni cerca. Miento. Sí lo tengo. Porque si algo tengo yo es que en 10 minutos puedo soltar una cantidad de cosas que dejan a mi esposo diciendo: ¿cuánto tiempo te tomó escribir eso? Sí. No fue casi nada. Lo admito. El problema es que es que escribir no es matemáticas. No es cuestión de me siento y sumo dos y dos y listo. Están las musas. Está la creatividad. Está ese momento que esta mañana me vino cuando estaba tirada en el piso, metida junto con mi hija en un gimnasio infantil y sabiendo que el personaje en cuestión iba a ser un niño que hablaría con otro sobre como el colegio le iban a dar una golpiza.

Tenía el diálogo en mi cabeza. Tenía hasta el color del pelo del chamo. Un gordito. Pelo negro. De esos que te dan una ternura que ya no puedes más. Este chamo era el propio que toda la vida recibió golpe parejo. Se había comprado unos guates de boxeo sin que la mamá lo supiera. La mamá era de una de estas mujeres de armas tomar. De estas que se las han arreglado para sacar a su hijo adelante solas. A esta señora la dejaron de la peor manera. De esa forma que los hombres manejan a la perfección: sin explicaciones. Lo único que le dejó el tipo además del chamo fue un silencio. Y un cheque flaquito de vez en cuando. Esta señora había pensado decirle al chamo que el papá se había muerto. Pero cuando llegó la hora de elaborar bien la mentira basada en aquello de “tu papá se fue al cielo” se acobardó y le soltó todo. Pero no como si fuese si hijo, sino como si fuese su psiquiatra, es decir diciendo de “ese hijo de puta para abajo…”

De ahí en adelante la cosa se le puso difícil a este chamo. Una especie de Jaime Palillo, que no se va a llamar Jaime porque Jaime es nombre de gordito y yo no le quiero hacer eso. Tampoco Lorenzo. No acepto además nerd que se llame Lorenzo. Sorry a los portadores del nombre, pero saben que cada nombre tiene su estigma. La vida es así. Es como que me digan que conocen a una Victoria sangre liviana, a una Cristina que no es nada intensa, a una Diana que no es dramática, a una Clementina que no es viejil, a una Manuela es tranquila y recatada. No señores. Nuestros padres nos marcan desde el momento que nos registran. Por eso yo en mi próxima vida me quiero llamar Lola o Cocó. Pero eso es otro post.

Ahí me quedé con mi chamo. En el drama que le genera su historia. En la inseguridad que le generó el venir de un lugar que es distinto del que viene todo el mundo. De las diferencias, de los miedos, de lo que lo sumió en el grupo del montón. Así que mi chamo se va a agarrar a golpes. A golpes con la vida. A golpes con los grandes del salón. La va a pagar con los demás, sabiendo que de esta sale perdiendo porque él es más flaco y tiene menos experiencia. Pero así es el ser humano, se mete donde sabe que no debe meterse. Es como dice la canción de Elton John, “it´s a human sign.”

Este chamo agarró clases de boxeo que fueron una estafa. La mamá no sabe nada. Y le va a buscar pleitos al tipo del salón que levanta carros y se apaga fósforos con la lengua. Este chamo va a hacer lo que todo lector con dos dedos de frente estará rogando que no haga.

Mi peo es hacer qué hable.
Ok.
Chévere esto me ha ayudado. Voy a ventilar y creo que después armo mi diálogo. A lo mejor no tengo que declarar bloqueo. ¡Pero qué peludo es esto a veces! Joder tío macho.

Cuando termine a lo mejor lo publique. Cierto que aquí he publicado de todo, menos algo de narrativa. Lo debo.

Gracias Blogosfera. Son lo máximo.

Comentarios

Ira Vergani ha dicho que…
wow es tremenda historia...no dejes de compartirla
rgv333 ha dicho que…
gracias a Dios que estás bloqueada!... sino publicas el texto completo por acá.

keep rocking! :D

pd. yo quiero un gordito rockero!!! jeje... ya lo vi todo, a lo Tarantino, con 'bangs' y una canción gloriosa de fondo. ojalá ya hayas escrito para no contaminar.
Clara Machado ha dicho que…
Jajaja. Tranquilo el tipo está bastante más claro en mi mente ahora. Canción: Hero, Regina Spektor.

Sigo palante, voy por ahora terminando el diálogo que tengo que entregar y creo que voy a seguir con algo más largo.

Estas cosas son como la guerra, se saben donde empiezan, pero no como terminan.

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