Las Bicicletas Son para el Verano

Las bicicletas son para el verano fue una obra de teatro que escribió el ya fallecido actor español Fernando Fernán Gómez. Una obra muy linda que habla sobre la guerra civil española y los efectos que produjo en la sociedad española. Sin embargo hoy el título nos sirve para recordar otra cosa. Durante el almuerzo de hoy estuve con mi pana Carmiña. Carmiña es un símpatico personaje que iremos descubriendo con el tiempo y que espidodios como este ayudarán a descubrir. Recordé un cuento muy gracioso que acaeció con Carmiña durante el paro nacional. Resulta ser que Carmiña es de esos personajes que uno no sabe cómo, pero siempre consiguen todo más barato. No son capaces de pagar full price por nada, y quizás es esta determinación la que los lleva a encontrar ofertas. Por supuesto, eso no quiere decir que las cosas no les cuesten. Algo así le pasó a Carmiña cuando se compró una súper bici para enfrentar los problemas de movilización causados por la escacez de gasolina durante el paro. Cuando le tout Caracas empezó a comprarse bicicletas de marca, de carrera, de olimpíadas, de fashion, Carmiña se juró comprobar que en la maravillosa tienda por descuento Éxito encontraría una bici hecha con el mejor tipo de acero, digna de Lance Armstrong y que pareciera diseñada por Carolina Herrera, todo por el módico precio de...digamos que le salía más barato que una cena en tremendo restaurante.
Dicho y hecho. En poco tiempo Carmiña llegó a su casa con su flamante bici y comenzó a pavonear por los palos grandes su gran compra. A más de uno humilló Carmiña con su... "aaayyy tú pagaste eso por esa piche bicicleta???? Por favor, yo compré esta por muchísimo menos (sin revelar jamás dónde por supuesto, un poco para defender la autenticidad y valor de la misma) y tiene equipo de última generación". Hubo gente que se sintió tan humillada por el hallazgo de Carmiña, que intentó cambiar la bici que tenía, sintiéndose, no sólo estafado, sino tonto al tener una bici de tan menor "calidad", con piezas hechas por marcas no tan conocidas o tan profesionales como las que nombraba nuestra heroína de los cuentos.
Lo cierto es que el tiempo llegó de que Carmiña pagara el precio de su maravilla y aquello sucedió en una de las subidas más empinadas de los chorros, cuando una tarde volviendo del trabajo, la súper bicicleta no pudo ni con Carmiña, ni con el peso de ser algo mucho más grande de aquello para lo que realmente nació: ser una bicicleta barata y de descuento. Primero fueron los pedales que salieron práctimente volando como los proyectiles que Chávez sueña lanzar desde sus Sukoi. Luego siguió la cadena que se salió de su cauce y se dobló y en el intento por no perder el control los fuertes brazos de Carmiña dejaron un volante abstracto y sin forma. Todo se fue regando pendiente abajo mientras Carmiña luchaba por no rasparse desde las rodillas hata el culo con el asfalto y además intentando de reojo asegurarse que no hubiese nadie conocido por ahí para relatar tan vergonzosa caída y lo que hubiese sido peor, darse cuenta que lo que pasaba por un instrumento Tour de France no era sino una piazo de bicicleta salida de una tienda comida y ropa...barata.
La reparación salió casi el triple del precio original de aquella famosa ganga. Y Carmiña pues...sigue pavoneando de vez en cuando con quienes no saben que las piezas que ahora sí son de marca fueron alguna vez los patitos feos de un lugar llamado Exito. Carmiña no saca mucho su bici, pues, una cosa son las gangas y otras las caras de verdad y como buena cumadre nuestra querida Carmiña antes de admitir que no la saca por pichirre (para qui nuuu seee gaaasstee) diría...es que las bicicletas son para el verano y como aquí no hay estaciones...

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