Son solo pantalones




Ah la moda. Ese cuchillo para nuestras gargantas femeninas. Yo no es que sea fashion victim, pero de vez en cuando sí me gusta tener una que otra cosa de esas que te dicen “esto está súper de moda”. Aunque debo reconocer que dicha frasecita hace que por dentro la cabeza me de vueltas a lo Linda Blair. No soy mucho de comprarme ropa y siempre termino padeciéndolo de alguna manera. Porque me encanta tener cosas pero no gastar y soy de esas personas que se espantosa en un cambiador. Detesto tener un espejo tan cerca de mí y tener que confrontar mis defectos magnificados. Me mudé a México con pocas cosas y he estado tratando de mantener el propósito de no acumular demasiado. Aunque veo mi closet y me parece que es una grosería de acumulación de mierda y sólo tengo un año aquí.

El caso es que a raíz de la fractura de tobillo tuve que comprarme algo de ropa porque resulta que las férulas, botas, y pies hinchados tienen requerimientos especiales. Así que tuve que optar por pantalones anchos, leggins y tal y qué se yo. El caso que me metí en una tienda virtual, porque eso de ir al centro comercial en muletas olvídenlo y lo que encontré me dejó sinceramente espantada.

En primer lugar se ha puesto de moda las caras de tragedia en las modelos. No todas. Algunas están contentas con los que les tocó y al parecer han estado escuchando audiolibros de Deepak Chopra, pero otras te ven con una tristeza, que me pregunto si vendrán a representar el pesimismo de nuestra era. Yo suelo ser apocalíptica con mi visión del mundo, pero luego de ciertos análisis te das cuenta que en general la humanidad no está tan mal y que a pasos más grandes de lo que pensamos, a pesar de que aún vemos cosas terribles en el mundo, hemos avanzado. Yo solía deprimirme con los noticieros, ahora ees viendo anuncios de ropa y no solo porque fallo una y otra vez en mi intento de bajar de peso ¿Qué pasa con las caras largas de la moda?

Me pregunto ¿qué le dicen a las modelos? ¿Por qué nos quieren presentar una gente que está tan apagada y tan descontenta con la vida? No digo que todo tenga que ser sonrisas forzadas, pero la verdad prefiero la mirada exagerada de me voy a comer el mundo tipo Joan Collins y Lupita Ferrer, o sonrisas tipo Lucerito, hasta malandra elegante tipo Angelina Jolie, que esa cara de tragedia que pareciera que en la campaña a la modelo le hubieran dicho “piensa que cuando llegues a tu casa lo único que te espera es un pote de somníferos y agua de chorro”.

A lo mejor la tristeza de algunas de estas mujeres no es un tema existencial. Quizás todo se deba a un rollo con la ropa que tienen que llevar puesta. Es deprimente entrar a las tiendas y pensar ¿dónde? ¿cómo se están vistiendo las mujeres normales? La verdad es que si eres flaca, pero flaca tipo que comes una vez al mes lechuga orgánica espolvoreada con cardamomo, perfecto. Cualquier cosa se te puede ver bien. Mentira, no quiero ser eco de esa imagen corporal, en realidad hablo de niveles de flacura Photoshop. A las modelos, a pesar de sus caras trágicas se les ve bien, pero a uno.

Y no nada más es un tema de flacura. Es que tampoco provoca parecer un fashion victim, un engendro de Sarah Jessica Parker. ¿Qué pasó con la ropa normal? ¿Creativa pero normal?

Me toca usar pantalones bota ancha, por el tobillo sí, pero también por un tema de oferta de artículos de ropa. El problema es que yo me pongo estos pantalones y siento que lo único que me falta es un carrito de supermercado y unas bolsas amarillas para ir por la vida como el relevo generacional del Pataruco y la Botella. En serio. Ni hablar de las camisas. Todos los tops o están recortados a nivel de las mangas, lo que me hace pensar en un divorcio de esos horribles en los que después de que ella le rayara el carro a él con una llave él procediera a cortarle toda la ropa (¿Habrá sido esta la inspiración de este diseño? A lo mejor es la lucha de una mujer que hizo de su tragedia su arte) o unos flecos estilo Piratas del Caribe que a mí no se me dan. Los estampados son de flores. Flores, como las que tenía mi abuela en un papel tapiz que ya en el ochenta se veía feo.

Después está la ropa rota. La verdad ya me acostumbré a los jeans rotos, pero hace unas semanas me puse uno delante de mi papá que no podía aceptar, sencillamente no podía procesar el hecho de que yo hubiera pagado y sacado de una tienda ropa rota. Si supiera que ya no sólo son jeans, son sweaters también. Y si no están rotos algunos tienen apliques que parecen inspirados en las cajitas de pega y pasta que hacíamos en un kínder para el día de la madre.

Otro tema es las tallas. Esta moda de la ropa veinte tallas tu tamaño es tan poco afortunada para gente de estatura y peso mediano como yo, como lo eran los famosos bodies de los noventa. Y lo peor es que a esta edad el look rapero se ve mucho peor. ¿Entonces cuál es la alternativa? Ir a la sección en que hay ropa más, ¿elegante? ¿adulto contemporáneo? ¿vieja chic? ¿clásica? O como la llaman ahora para no hacerte sentir tan mal – porque si estás deprimida por la ropa no compras, ¡genios! – timeless. El caso es que la ropa timeless es exactamente eso, no tiene época por lo que me hace recordar a las directoras y subdirectoras de mi colegio, a las maestras de religión, es decir a todo el parque de personajes que desde chiquita yo asociaba con el mundo extinto de los dinosaurios, con todo respeto, por su edad. No. Tampoco estoy lista para eso.


Yo lo que quiero es encontrar de nuevo moda normal. Aunque tampoco sé qué es eso. Quizás estoy en un limbo de edad, de cuerpo, de todo. De que a lo mejor cuando todavía te estás buscando hasta en la ropa te pierdes. Aunque por otro lado, al final del día, son solo pantalones. Y ya. 

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