El chat grupal
Esta iría para el chat, con la leyenda "miren con quien estuve"
¿El chat grupal es un fenómeno mundial? A veces me pregunto si es la clave del el futuro o si será el catalizador para la tercera guerra mundial. Hay chats grupales que son un bálsamo, hay otros que son una fuente de estrés. Estás sentado frente a la tele, o comiendo, o peor, te acabas de ir a dormir temprano porque has tenido un día de mierda, porque el día siguiente no perfila mucho mejor, porque tendrías que mudarte a un planeta con una órbita más larga, con un año que dure más y con un movimiento de rotación más lento porque un día de 24 horas sencillamente no te sirve. Porque has intentado todo, desde Evernote, hasta un app de mierda que te dejó el teléfono colapsado y pasabas más tiempo en gerenciar el tiempo que tenías, que en hacer lo que tenías que hacer.
Y ahí
están los chats grupales. Y cuando vienes a ver ignoras la conversación que
ibas a tener con una persona de carne y hueso, o la tienes a medias, o te
pierdes una película o te atragantas un café, porque ya va, mira la foto que
pasó fulano, o es que mengano acaba de decir…¡Pero qué santas bolas tiene!, o
hay que ponerse de acuerdo o fijar ese encuentro al que todos quieren ir pero
para el que nadie puede hacer hueco en su agenda, y mucho menos ceder en cuanto
al lugar. Eso sí, siempre hay tiempo para alguna foto linda con un mensaje de
autoayuda o un ok que uno no sabe si es un acto de resignación, una afirmación
casual o lo que uno siempre piensa que es: un acto frontal de agresión.
Me
pregunto si el chat es un fenómeno que alcanza a las personas que están
perdidas, distraídas, o si de verdad es una herramienta de ejercicio del tiempo
para la gente que dirige el mundo. Me pregunto si todos los que tenemos
teléfonos inteligentes hemos sido víctimas de esta forma de comunicación y no podemos
escapar de ella. Me imagino por ejemplo un chat grupal entre líderes de
naciones, en el que participen gente como Angela Merkel y Barak Obama, Mariano
Rajoy y Francois Hollande, el primer ministro de Canadá y Cameron de
Inglaterra. Me imagino a uno de estos diciendo, tenemos que reunirnos, y de
pronto se lee en la pantalla, Vladimir Putin fue añadido a este chat. Luego
chat paralelo entre Merkel y Obama, ¿quién coño añadió a ese carajo?, no sé qué
ladilla, el chat es de la OTAN ahora habrá que abrir otro qué es lo que no
entienden, seguro fue el italiano, o Mariano, ¿Mariano? Nada que ver, yo tengo
mis dudas, ok.
Me los
imagino cuadrando las reuniones en el mismo plan en que se pone uno. Esos giros
eternos, yo ese día no puedo, yo puedo pero de 9 a 11 y luego a partir de las 4
pero no quisiera que se haga tan tarde, yo me adapto a lo que quieran. Y cuando
vienes a ver fuiste al baño, te serviste un vaso de agua y tienes 56 mensajes
en el chat que todos dicen lo mismo, yo quiero pero no puedo, podría y tal vez
quisiera, hago lo que digan ustedes pero al final lo que priva es lo que me da
la gana, y alguien siempre que quiere ser una voz como de paz, pero también
arrastra su coletilla de estrés, no entiendo por qué tanto rollo si la reunión
es prioridad. Me imagino a Ángela in
typing un mensaje que finalmente lee: señores creo que esto es algo que
podrían hacer nuestras secretarias, de acuerdo con Hollande, esto debe ser
prioridad. Explotando los chats paralelos, ni hablar de los de los equipos de
cada uno, a quien su jefe pasará una foto con leyenda, esto es de no creer. Y
claro, ya está casi todo el mundo listo con una fecha y falta uno que es Italia
y de pronto llega y dice, lamento llegar tarde, acabo de leer todos los
mensajes, yo ese día tengo el aniversario de mi partido. Y así se jode el
mundo, o nos jodemos nosotros, o se derrite otro de pedazo de hielo.
Seguro
pasa lo que pasa en todo chat que arranca intentando ser serio y enfocado. Una
herramienta de trabajo, pero que termina siempre por buscar un desahogo, puede
ser que empiece el primer ministro de Portugal haciendo un comentario sobre el
fútbol y entonces todos se emocionan y empiezan con el estrés y las opiniones y
hasta un meme bastante light porque después de todo uno nunca sabe, hasta que David
Cameron dice, por favor señores vamos a mantener este chat solo para cosas de
trabajo, me consume la pila y es una calamidad. Y entonces de nuevo al chat
paralelo Angela y Obama, mierda David se arrechó, no vale así no se puede no
sea tan exagerado nadie lo obliga a leer, totalmente que ponga el aparato en
mute y ya está, me vas a decir que él no sigue el fútbol, déjalo está
estresado.
Por
otro lado hay chats grupales que sirven de terapia. En los que pasan cosas
buenas. En los que te desahogas. En los que cuentas cosas que tal vez cara a
cara no te atreves a contar, en los que te sientes cerca de gente que tienes
muy lejos y de pronto la distancia no importa tanto, alguien te sorprende
llorando de la risa con la cara enterrada en el teléfono y cuando lo tratas de
explicar es incomprensible para alguien que no esté añadido en ese chat en el
que arreglas el mundo, lo desajustas, te miras, te confiesas y te consuelas, lo
mismo compartes un logro que una frustración o te ríes de una cosa de la que jamás
te reirías a viva voz. El chat que se vuelve una especie de gaveta en la
guardas cosas muy privadas.
Me
pregunto cómo la tecnología nos va cambiando y qué va a haciendo de nosotros.
Cuáles son sus límites y qué efectos tiene. Ya tus amigos no llaman a la casa.
Ya las cosas quizás no las reflexionas tanto porque van directo al chat. Como
todo tiene su dosis de daño, pero también de algo bueno, y como todo el reto
está en ese punto que está mucho más alto de lo que su propia definición
supone: el punto medio. Y así como de pronto uno puede pensar que el mundo se
pierde por un chat, yo sí puedo decir que más de una vez uno de esos me salvó
la vida.
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