Algunas notas sobre educación
Imagen de Gemma Latimer tomada de www.gemmalatimer.com
Si
nosotros aspiramos a una reconstrucción y a un futuro mejor lo primero que
tenemos que reconstruir, de forma tan urgente como solventar la inseguridad y
el desabastecimiento es nuestro sistema educativo. Necesitamos un sistema:
1.
Que enseñe a la gente lo que es un sistema democrático, como funciona
y en qué se basa. Sus pilares.
2.
Que su premisa sea la formación en valores. No puede ser que en un
colegio sea normal que la gente se copie, se robe exámenes, falte el respeto a
los profesores y no pase nada. Debe haber disciplina y respeto. Los valores de
los colegios deben estar alineados con los valores de la nación. Así se
construye una visión de país y ciudadanos íntegros.
3.
Que transmita la noción del papel que se juega como individuo en una
comunidad y la importancia de estar al servicio de ella. De lo crucial que es
que cada persona contribuya con el desarrollo del país en distintas áreas y el
compromiso que tiene, desde ceder un asiento en el metro, hasta programas de
medicina rural. Un sistema que forma ciudadanos socialmente responsables.
4.
Que entienda que la educación más que la distribución de información
es desarrollo de pensamiento crítico. Una persona puede saber muchas cosas,
puede tener almacenada mucha información, pero de nada sirve si con ella no
puede sacar conclusiones, si no tienen capacidad de análisis y discernimiento.
5.
Que desarrolle la creatividad, que forme individuos que sueñen, que
aspiren, que no se frenen ante los obstáculos.
7. Que desarrolle sentido de identidad y de pertenencia con el país, con la familia, y sí con el mundo, que de una imagen global de cada aspecto de la vida del ser humano. Que no limite el mundo al concepto estricto, sino que invite a la mente a expandirse.
7. Que desarrolle sentido de identidad y de pertenencia con el país, con la familia, y sí con el mundo, que de una imagen global de cada aspecto de la vida del ser humano. Que no limite el mundo al concepto estricto, sino que invite a la mente a expandirse.
En
realidad no importa cuántos procesos como estos pasemos, ni cuántos artículos
de opinión leamos y lo más doloroso es que podemos vivir cosas terribles y
momentos muy duros, pero si no hacemos esfuerzos conscientes de desarrollo de
inteligencia y pensamiento no vamos a lograra nada. El esfuerzo en educación no
es sólo para los niños, sino es un esfuerzo global, porque después de más de
catorce años de un deterioro tan grande tenemos que tener la humildad de
entender que tenemos que reeducarnos todos. Tenemos que empezar por analizar
nuestra historia, desde el pasado remoto hasta el más reciente. Intentar
dilucidar los hechos y sacar nuestras propias conclusiones. Cambiar nuestra
aproximación a la política, esa noción de que todo en nuestra vida
institucional está en manos de una sola persona y recobrar la confianza en el
poder que tenemos como ciudadanos. Tenemos que reencontrarnos con nuestra
constitución y las bases de nuestro sistema. Y también tenemos que aprender el
funcionamiento de un nuevo sistema económico de productividad, las bases del
desarrollo tanto industrial como laboral.
La educación es todo. Es a través
de la educación que vamos a tener al político comprometido y honesto que haga
un equipo plural. A los empresarios que van a crear los trabajos que a su vez
son la fuente de sustento para la gente, que ayudarán a que haya movilidad
social, es decir a que la gente pueda mejorar la calidad de vida y surgir de la
pobreza. Médicos comprometidos con un sistema de salud excelente, rentable y accesible.
Ingenieros que trabajen tanto en infraestructura como en desarrollo tecnológico
para competir a nivel internacional. Abogados que vayan armando a través de su
trabajo dogmático y teórico una práctica jurídica que proteja al ciudadano que
arme un sistema de deberes y derecho claro y estable en el que cualquier área
de la vida tanto pública como privada esté regida por la ley y por no las
arbitrariedades de quien sustente el poder.
El país
que queremos, que decimos soñar, libre, abierto, en el que una persona se pueda
desarrollar en cualquier campo. En que la prosperidad sea posible con trabajo.
En que se imponga el respeto y no el atropello. Un país de propuestas políticas
y sociales serias y sin demagogia pasa por un sistema educativo bien pensado y
moderno, abierto y estructurado para el desarrollo del ser humano y el fomento
de valores ciudadano. Y todo al final depende de sus maestros. Porque el
sistema puede ser maravilloso pero si el recurso humano no da la talla no sirve
de nada. Eso implica prepararlos y pagarles bien, debe haber incentivos, no
sirve pensar que el maestro es un mártir o un misionero que debe trabajar a
cambio de nada o que es una persona sin aspiraciones en la vida.
En este
país no falló la política, no falló un presidente, no fallaron la constitución
de 1961 y sus leyes, ni falló un congreso, ni fallaron los partidos, ni
fallaron las fuerzas armadas, ni fallaron los partidos, ni fallaron quienes
votaron por un golpista, ni fallaron los que no votaron o ni hicieron
suficiente. O sí fallaron, pero no fallaron solas, sino que se fracturaron por
que fallaron los ciudadanos que las componían. Falló la educación. Una sociedad
bien educada, como dijo Vargas Llosa, no la puede embaucar nadie, no compromete
su democracia, ni su libertad, ni se deja llevar por la demagogia. Una sociedad
educada tiene las herramientas para ser próspera y los ciudadanos prósperos no
caen en trampas de resentimiento. El petróleo baja y no lo podemos subir, pero
nuestro mayor recurso, el humano si podemos subirlo. Y la inversión no es tan
grande, ni toma tanto tiempo como se piensa. Lo que hace falta es compromiso,
no de un político sino de la sociedad entera. El futuro no está “en un líder”,
está en los maestros.
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