No necesitamos otro héroe
Hay
una canción de Mecano dedicada a Salvador Dalí que le pide, ante la inminencia
de la muerte, que se reencarne como sea, porque “andamos justos de genios.” Es
una frase que siempre me viene a la mente ante la partida de alguien que me
hacía sentir que aportaba al imprescindible al mundo. Que su presencia, por más distante que
fuese, me hacía pensar: he aquí alguien que a través de lo poco o mucho que
hace contribuye a mundo mejor.
En
estos últimos tiempos también he estado pensando que hay de lo contrario y que
de esos pareciera que no estamos justos. Yo recuerdo una época, cuando tenía
unos diecisiete años, quería ser Secretaria General de la ONU, estudiar
política internacional y dedicarme al servicio público.
Claro
que a lo largo del tiempo. A medida que fui creciendo y comenzando a ver cómo
se mueve el mundo, parte del idealismo se fue muriendo. Murió eso de ser parte
de la ONU. No terminé la carrera de derecho. Porque yo quería estudiar derecho
por un tema de justicia, de instituciones, de otra cosa que dista mucho de la
realidad. Después estudié arte, y educación, di clases, me di cuenta que lo mío
era la educación, la formación y por el camino aprendí lo que era la promoción
de lectura. Mis ideales se tomaron ese camino. Porque
yo estoy convencida de que esa es la única manera de formar gente que
contribuya a un mundo mejor.
Ahora
todo este proceso de un párrafo, no ha sido fácil, porque durante todo este
tiempo no he dejado de pensar:
¿qué ha pasado en el mundo?
¿dónde están los
héroes?
De verdad, ¿quiénes son nuestros héroes?
Yo veo cosas como las
Kardashian, y lo que levantan, y cómo la gente no sólo las admira sino que
quiere ser como ellas y lo que veo es un mundo peor. Materialistas. Superficiales. Sí bueno hacen mucho dinero, pero no aportan nada. Son ejemplos de. Nada. Gente que se ahoga en problemas como mi novio bajó rascado a la cena de trabajo de mi mamá. Yo me pregunto qué pensarán de esto quienes luchan a diario con el alcoholismo o la drogadicción en la familia. Y no hablemos de Miley Cyrus. Por favor. Con decir que es fea y fatua. Suficiente. Lo que aporta es dinero para la gente que la explota. Y bueno, el daño que la hace a las mujeres que están golpeadas en su autoestima. Casa nada.
Ahí están algunos héroes de esta civilización. Ciertas figuras del entretenimiento, que mueven masas, influencian los valores
de la sociedad, y cuando los escuchas a hablar te encuentras discurso vacíos,
carentes de contenido, ninguna evolución, materialismo, egocentrismo. Lo mismo
pasa por ejemplo en el arte. Ahora hay gente que se autoproclama artista. No.
De verdad. Yo soy artista. Y ¡claro! Hay gente que merita la mención, y
no critico al que tiene confianza en sí mismo y lo dice. Cada quién y su
relación con su ego. Pero a la vez veo como el término se usa, no como algo
ganado, ni siquiera para sustentar una obra o darle peso a las ideas que la
persona quiere transmitir, no. Es para sustentar un modo de vida.
Generalmente la típica indigestión a medio camino de Bukowski y Arjona, el
sufrido, irresponsable, de vida desordenada, que todo lo excusa porque le
parece que es la única forma de hacer poesía, y yo soy artista, y bueno. El trabajo no tiene nada que ver. Sálvenos quien pueda.
Lo
mismo sucede en la política. En estos últimos tiempos pareciera que la gente
está clamando otro tipo de político. El sincero. El de verdad. El que dice lo
que piensa. El de ideales. Pero sobre todo, el de trabajo. El de resultados concretos. Creo que nos venimos dando cuenta cómo esta gente juega el juego
del poder. Y francamente es asqueroso. Creo que a eso le apostó Obama. Ojo. No
seguí lo suficiente su discurso como para decir sí le creo o no. Pero lo que vi
cuando tomó posesión fue alguien que capitalizó de gente que necesita creer en
un sueño. Algo muy peligroso, porque no se escucharon las propuestas concretas,
sino que se idealizó una figura, carismática, y se le dio confianza,
porque…porque la gente necesita un héroe. Porque el mundo en general nos ha
acostumbrado a los héroes. A lo que se declara así. Fácil. Mira él sonríe
bonito, dice cosas que no tienen mucho contenido, pero que suenan bien. Le creo.
¿Y
mientras tanto qué? El mundo cae en picada. Porque al final, son jugadores y
punto. Lo que les interesa es una agenda propia. Es la relación con un partido.
Es cómo me ven los medios. Qué dicen las encuestas. Cómo se ve esto. Cómo se ve
aquello. Qué twitteo. Que no twitteo. La maldita opinión pública, que al final
es una figura que pareciera que siempre reacciona de forma predecible, tiene
muchas opiniones valga la redundancia, pero pareciera que ninguna es propia.
Me pregunto, ¿qué pasa en este mundo? Nos faltan héroes. Estamos
justos. Pero no porque no existan. Sino porque nadie los conoce. Y yo creo,
además, que no están muy lejos. Porque en algún lugar de la ciudad en la que yo
escribo esto, y tú lees esto, y alguien más comparte esto, hay héroes. Tú
mismo. Desde que te levantas. Y Luchas. Y sigues creyendo. Eres un héroe. La
vida se complica, cada vez más, y aquí seguimos. Y lo que es más, estamos
dispuestos a hacer lo que sea por un mundo mejor. Trabajar en el colegio de los
hijos a pesar de los horarios brutales, pensar en cómo mejorar su vida, ayudar
al vecino, ayudar al empleado, de la forma que podamos, con generosidad, sin
miramientos, buscando un balance, entre lo que es bueno para mí y lo que es
bueno para él, que al final sea lo justo para todos. Tú eres un héroe. Tú no tiras basura en la calle. Tú das los buenos días, incluso en el peor de tus ideas, tu consigues la manera de sortear tus problemas, tus deudas morales, económicas, existenciales. Incluso a lo mejor arriesgaste todo por un sueño, o no lo has encontrado. Tú cumples con quienes amas. Tú te acuestas agotado. Reconoces tus errores. Trabajas. Das lo mejor de ti mismo. Tú te entregas hasta donde puedes. No me vengas con que un jugador de fútbol es mejor que tú. Sí, lo admiramos por su talento, sí es bello, yo también lo veo y me derrito.
Un
héroe. Gente buena, más no perfecta. Que no roba. No insulta. No utiliza a los
demás, sino que está clara, que en la vida, hay principios inquebrantables, que
espera lo mismo de quienes le gobiernan. Que hagan su trabajo. Sin idealizar a
nadie, porque me pregunto, ¿de qué ha servido endiosar a los demás?
Viene
siendo muy duro el hecho de ir bajando a ciertas figuras de nuestros altares.
Y jamás nos montamos allí a nosotros
mismos. No quiero decir con esto que vamos a entrar en tema dañino de egoísmo
y auto-endiosamiento, pero en general tenemos la autoestima baja. Vivimos en
mundo que nos ha convencido que somos poco cosa y que no podemos. Que no somos
ni tan inteligentes, ni tan talentosos, ni tenemos los atributos físicos
suficientes, y que además todas esas cosas son muy caras y tienes que seguir
invirtiendo en ellas porque si las tienes las vas a perder eventualmente.
Yo
digo que tenemos que regresar a lo básico. Yo pienso que tenemos que empezar
por reconocer la importancia de la labor que hacemos a diario. Rescatar el
trabajo, y el respeto. Y comenzar a exigir que quienes nos gobiernan hagan lo
mismo. Al final es trabajo como cualquier cosa. Y el deber es hacerlo bien. No
medir constantemente que es lo que la gente piensa. Así se hace un mundo mejor.
Lo que me recuerda el final de una canción de Tina Turner, que creo es la de la
película Mad Max, we don´t need another hero. Y dice No necesitamos otro héroe,
entonces, ¿qué hacemos con nuestras vidas?, ¿Brillará nuestra historia como una
luz? No necesitamos otro héroe.
We don´t need another hero
So what do we do with our lives?
Will our story shine like a light
We don´t need another hero.
Comentarios