Ya hoy es lunes. Una vez más es lunes. Un día muerto. Lento.
Las calles están solas. Un feriado obligado que no quiere serlo. La gente se
habla poco, y con los desconocidos uno piensa que las miradas dicen mucho,
porque uno siempre piensa eso, pero la verdad es que las miradas dicen poco.
Bien poco.
Ya no es tristeza lo que uno siente. Es cansancio. Es
desarraigo. Es una sensación de incomprensión. Te recriminas haber
leído tan mal una situación. ¿Cómo es posible equivocarse tanto? Y lo que es
peor, cómo es posible pertenecer, y querer pertenecer, y tratar amar y tratar
de amar, a un país en el que uno es una especie de extranjero.
Esa es la sensación. Porque catorce años son mucho tiempo.
Catorce años son un adolescente en plena explosión de hormonas que nació en
medio de este y no sabe lo que es una ceremonia de toma de posesión en la que
se entrega la banda presidencial.
Y uno piensa en momentos como este en tirar la toalla. Y se
siente casi expulsado.
Pero el mundo no es fácil. No hay país perfecto. Hay
mejores. Hay más pacíficos. Pero no los
hay perfectos. En todos lados hay cabrones, y gente que lo que quiere es hacer
daño. En todos lados hay resentidos, y gente llena de odio, que no tiene escrúpulos,
ni valores. En todos lados hay cinismo. Hay abyectos. Sólo que…sólo que no nos
gobiernan. Sólo que la sociedad no vota para que gobiernen. Es verdad.
Pero es lo que tocó. Y uno no se puede rendir, porque en la vida uno no se rinde. Si fuese así, no pasaríamos del primer desencanto. Uno tiene que evolucionar. Es decir reflexionar. Analizar. Corregir. y seguir adelante. Y así es que el día menos pensado las cosas cambian.
Pero lo cierto es que aquí, aunque ahorita no parezca hay un
vaso medio lleno. Y no. No me refiero a posibles eventos de la naturaleza que
puedan cambiar el curso de las cosas. Me refiero a que hace unos años era
impensable que casi la mitad del país viese una camino distinto. Se armara de
paciencia y siguiera como ha seguido a un líder como Henrique Capriles. Era
impensable unirse en torno a una visión de país, democrático, pero complicado.
Porque la unidad no es cosa, de hola mira ¿nos unimos? Sí dale, fino. No. Y eso
lo tenemos.
En el fondo hemos ganado mucho. Lo que no quiere decir,
obviamente que hayamos ganado todo. Simplemente que nos queda mucho por
entender.
En fin. Los países no se acaban. No se bajan santamarías. La
vida sigue. Y aquí seguimos. Esto también pasará. Tenemos que aprender y sacar
lo bueno. No podemos excluirnos, ni proclamarnos excluidos, al contrario.
Mínimo hay 45% del país que quiere otra cosa. Que quiere ser tomado en cuenta
hasta el punto de pasar horas de cola para decirlo, por la vía que nos
enseñaron. La democrática.
Nadie dijo que iba a ser fácil. Nadie dijo que sería tan
difícil. Pero lo que si sabemos es que es posible. A reflexionar. A cargar las
pilas. Y a seguir.
Comentarios
Saludos
Treme
Saludos!