El nuevo juego de La Casita

Cuando éramos chamos jugábamos a la casita. La casita era una familia normal y corriente con papá, mamá y generalmente un par de hijos y perro. El típico sueño estilo americano, por decirlo de alguna manera. Claro está que nosotras que no nos pelábamos Cristal, Abigail o Topacio, le metíamos un toque novelero al asunto. Yo lo acepto. No puedo nombrar a todos los presidentes de Venezuela pero puedo decir casi por orden cronológico quienes han sido los protagonistas de las novelas más famosas, los actores secundarios y lo que llamaban primeros actores. A mí se resbala en la memoria quién fue Ramón J. Velázquez, pero Doña Amalia Pérez Díaz la tengo como la lechuga. En aquel entonces varias veces tomamos algún tipo de trapo blanco y nos lo pusimos en la cabeza para caminar por el pasillo de la casa. En la imaginación era una cola de tres metros de largo como la que usó Lady Di el día que se casó con Carlos Príncipe de Gales.

Pero si fuéramos a jugar hoy en día la cosa fuese muy distinta. Totalmente distinta. Lo cierto es que hoy en día, parejas que están más debajo de los 40 años hay muy pocas que tengan toda la vida juntos. Cada día es más común escuchar: Fulano y Fulana se están separando. No había caído en cuenta hasta que no hace mucho hablando con mi sobrino empezó a contar algo diciendo: "Cuando yo me divorcie…" Realmente no sé qué venía después. No sé si dijo le voy a quitar los hijos a mi ex. Me voy a comprar un play station. Me voy a ir a cazar ballenas a Ushuaia. Me quedé en "divorcie." Porque cuando yo era chama uno decía: "cuando yo me case." Ya no.

Ahora el tema del matrimonio es secundario. Si fuésemos a jugar a la casita habría que empezar por plantearse una separación de bienes. Cada quien tendría que tener a la mano el teléfono de su abogado y el código civil para no meter la pata a la hora de irse de la casa, no vaya a ser que el ex deje las plumas. Ahora el juego no es nada más papá y mamá, sino que aparentemente hacen falta un profesor de spinning para la madre y una veinteañera llena de silicona que esté junto al papá en un restorán, mientras este le dice por pin a la esposa que no llega a cenar porque estará reunido hasta tarde. Tan mal no estamos, el hombre dice la verdad, a medias al menos. Reunido está. Con quién y dónde es otra cosa.

¿Qué es lo que está pasando con las parejas? ¿Es que ya no aguantamos nada? ¿Es que vimos demasiado Disney y se nos distorsionó el cerebro? ¿Es que de verdad de tanto escuchar cuentos que terminaban con "…y fueron felices para siempre" nos volvimos demasiado exigentes? Pensamos que cuando decíamos hasta que la muerte nos separe era que íbamos a estar perennemente con una sonrisa en los dientes. Una sonrisa como la que tenía Ross en ese capítulo de Friends en que los dientes dejaban ciego a todo el mundo de lo blancos que eran.

Como que a los cuentos de hadas les faltó algo. Nadie escribió un pedazo en donde Cenicienta le gritaba al Príncipe que estaba verde de cuidar sola a los tres muchachos que le había montado, mientras el cuadraba una partida de golf. Tampoco pusieron un pedazo donde el otro Príncipe le reclama a Blancanieves lo mucho que gasta, diciéndole que porque no trabaja no tiene idea de lo que valen las cosas, sacándole en cara que no hace nada. Y por supuesto que no sale Blancanieves llorando, porque claro que hace y está mamada, ser ama de casa no es fácil, y desesperada mucho menos. Y menos todavía cuando hace seis meses que el príncipe ni la ve desnuda.

No. Definitivamente no había ni un solo cuento que dijera: y fueron felices hasta que uno de los dos sugirió que tenían que ir a terapia de pareja. Pero eso es lo que tendría que decir hoy en día. Dentro de poco en la lista de bodas incluirán los honorarios de los abogados del divorcio. Uno le dirá a la gente, "Tranquila amiga, que para vajilla puedes usar cualquier cosa, pero yo te doy un vale con un amigo mío que le saca las plumas al peor es nada ese con que te estás casando." Ahorita pareciera que por cualquier cosa uno agarra los cachachás y se va para el carajo. Ahorita se cuestiona todo. Pero nadie se pregunta por la magia. Nadie se pregunta por esa razón, que no tiene nada que ver con la razón, ni la lógica que fue lo que unió a la pareja en un principio. Y sí, por más José Luis Perales que suene, y por más que uno diga que el 14 de febrero es la prueba de que la humanidad es un adefesio y una treta más del imperio para vendernos mierda, el amor sí importa.

Creo que ese es el principal problema. Cuando he hablado con gente de este tema lo único que se tocan son temas prácticos. Hay radicales, como en todo, de ambos lados. Están los que dicen que la pareja hay que mantenerla cueste lo que cuete y están los que no descartan nada. Cada uno tiene sus argumentos. Los primeros alegan que la soledad. Que al final todo el mundo es igual. Todos los hombres. Todas las mujeres. Al final del día son iguales y lo mismo. Son generalmente los que alegan que el sexo no es todo en la vida. Que de un buen polvo te fastidias en dos semanas, mientras que una buena compañía puede durar toda la vida. Luego están los del otro lado, los que dicen que la vida es corta. Que uno no tiene por qué estarse calando las manías y achaques de otra persona. Que si a uno no lo aprecian mejor coger las de Villa Diego y adió luz que te apagaste. Pero casi nadie habla del amor.

Yo ya no sé ni qué pensar. A veces me pregunto. ¿Será que uno era demasiado imbécil? ¿Será que uno se metió demasiados pájaros en la cabeza y ahora estos se comieron las neuronas? Ya ni sé. Ya ni sé cómo debe ser. Sólo sé que la casita a la que yo jugaba aparentemente hay que remodelarla.

Comentarios

Ira Vergani ha dicho que…
Bueeeno quizas no soy las mas apropiada porque yo tambien me divorcie...pero creo como tu en el amor, en la familia esa tradicional de antes...siento que es cuestion de equilibrio, que los radicalismos no tienen cabida real en este tema, que hace falta el amor, que hace falta el respeto y el compromiso de ambos para hacer que la cosa funcione con todo lo dificil que es la convivencia, solo el amor y reiterarse uno mismo el compromiso de la pareja es lo que en mi opinion hace que podamos hablar en terminos de matrimonios y no de divorcios.
Clara Machado ha dicho que…
Sí tienes razón. Quizás el tema sea el compromiso. Pero es que a veces esa palabra suena a deber...y de verdad que pensar en vivir porque se debe es duro. No sé...está complicado. Me temo que las familias cada vez más serán un menjurge de hijos de distintos padres...el show de Cristina sin que se tiren las sillas.
rgv333 ha dicho que…
buenísimo! no tengo mucho que opinar, ya lo principal, lo escencial, lo dijiste.

mucha materia, poco amor.

dos críticas constructivas, por aquello de las sensibilidades extremistas de estos días.

1, eso de sueño americano como que no pega con el cuento de la casa y la familia. eso es más un sueño europeo.

2, mm ya hoy en día no es solo el hombre y que trabajador el que monta cachos; también la mujer trabajadora, el hombre vago, la mujer que está todo el día en tenis y spinning, en fin.

excelentes tus artículos y reflexiones.

keep walking! (eso no es pitiyankee, es pitiscotish!)
rgv333 ha dicho que…
fe de erratas.
esencial: relativo a la esencia

jejejejejejej

sonó a peluquero la cosa... escencia de vainilla...
Clara Machado ha dicho que…
Jaja, me encantó lo de Pitischotish! De verdad que hay días que lo único que uno tiene que hacer es Keep Walking! Me gustó mucho tu comentario. El punto 2, tienes toda la razón. Creo que las mujeres estamos candela. El punto 1 cuéntame del sueño europeo, nunca lo había visto desde esa perspectiva, me parece interesante.
Rgv y lo del peluquero, jajaj, te pasaste!
rgv333 ha dicho que…
Manuela (o C.M.?) que bueno que te gustó mi comentario :D

lo del sueño europeo:

a ver, me refiero a que el sueño americano está lejos de una casita, esposa, hijos y mascota. el sueño americano es jugar en el equipo de futbol y empatarse con la cheerleader del equipo (así lo han vendido por muchos años y así, desde mi punto de vista, es). la 'familia' es como un segundo plano (o 3ro, 4to, 5to...).


el tema familiar es algo como más europeo, en mi opinión. los que se sientan a comer en familia, los que visitan los domingos a los abuelos son los europeos; y asiáticos quizás también. pero nuestra influencia latina-familiar, que va desde México hasta a Argentina (basta escuchar a Maradona que todo el día está nombrando a su 'vieja') viene de los españoles, italianos, portugueses, alemanes; por nombrar a las colonias de inmigrantes más grandes.

Ricardo
Clara Machado ha dicho que…
Ok. Sí, la verdad que nunca me había puesto a pensar en eso. Tienes toda la razón. Sí creo que realmente ese concepto de familia no entra en ese sueño americano. Eso del sueño americano es todo un temazo, la verdad. Gracias por tus comentarios!
PS.: Cualquiera de los dos nombres C.M. o Manuela es aceptado. Aunque somos la misma, pero no somos iguales, jajaja.

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