Tu pana el enchufado
Esta es nuestra triste realidad: todos conocemos un
enchufado. Es decir una persona que se amarró al gobierno para hacer negocios
millonarios e ilícitos. Lo más triste de todo es que la red de enchufados es
tan grande, que no sólo todos conocemos un enchufado, sino que conocemos a más
de uno y además todos tienen mayor o menor grado de enchufe, desde el que
directamente tiene un puesto en el gobierno hasta el que hizo negocios con uno
de estos seres. Sí, los hay que robaron hasta pasar de un modesto apartamento
en el oeste de la ciudad, hasta llevar una vida en Miami que hace que las
Kardashian parezcan carmelitas descalzas.
El chavismo repartió tanto dinero que en Venezuela se vieron
cosas absurdas e inenarrables, el whisky que se tomaba, la calidad y la cantidad,
los carros que se manejaban, los aviones que llegaban a los aeropuertos
privados, las casas que se construían. Desde la Hummer hasta el famoso caso del
funcionario que bebió un Chateau Petrus de 17000 Euros en París como si fuera Frescolita frente a los
sommeliers horrorizados, se llevó el derroche a un nuevo nivel. El país
despilfarraba su patrimonio, como ya lo había hecho antes, con la diferencia de que en medio
de esa nueva orgía petrolera no se construía nada, ni se educaba a nadie, no se
invertía, ni se producía, sino todo lo contrario. Se expropiaba, se destruía,
se marginalizaba y había que ser un tonto para no darse cuenta o un ladrón para
hacerse el que veía otra cosa.
Me pasó más de una vez estar con alguien que se llenaba la
boca hablando de valores y honestidad, para luego enterarme de que su esposo
manejaba negocios con el gobierno. A lo largo de estos años muchísima gente se
escudó en argumentos totalmente vacíos para justificar sus marramucias, una de
las más espantosas: es que si no lo hacía yo otro lo iba hacer. Al final cada
quien escogió una forma de lavarse las manos, esposas culpando a los maridos,
como si ellas fueran lobotomizadas y tontas, o a los suegros, o a los jefes o a
la circunstancia, mientras el país se
nos iba derrumbando y ellos con su suciedad operando el buldócer.
Llevo años discutiendo, peleando y luchando porque no me
siento a la mesa de un enchufado, ni con un enchufado. No me interesa hacerles
carantoñas, ni risitas, ni mucho menos me dejo engatusar por excusas con las
que me quisieron presionar, “es que él es super pana”, “es que es mi amigo de
toda la vida”, “es que…”. Me tuve que calar críticas, me llamaron radical y
hasta grosera porque me indignaba y me quitaba el sueño encontrarme a cada rato
con esta gente que nos saqueó el país, que colaboró para que nos quedáramos sin
futuro. Hoy por hoy no puedo ver una noticia de que no hay medicinas o
alimentos en un hospital porque inmediatamente pienso en las botellas de
champaña, en las carteras, los zapatos, los carros de estos engendros en
lugares como Miami. Me lleno de impotencia, de asco, de incredulidad, qué clase
de seres son, y nosotros cómo permitimos y excusamos eso durante tantos años,
como es que todavía hay gente buena que los escuda y los perdona y no es nuevo,
no es de la semana pasada y no son sólo los ex ministros de Chávez, es mucha
otra gente.
Desde hace unos días se puso de moda el “escrache”. No seré
yo quien tire la primera piedra contra quienes demuestran una frustración
sincera y justa cuando ven en su cara lo que describo anteriormente. Muchos
venezolanos están hartos de la burla, la humillación a la que nos han sometido
quienes robaron a sus anchas durante años. No es sólo un daño material, es un
daño moral. También muchos venezolanos han dado la cara, se han quebrado
familias y roto amistades porque hubo quién no estuvo dispuesto a aguantar cerca
de un enchufado. Este fenómeno se ha visto fuera del país, porque en gran parte
el saqueo fue para luego llevarse lejos lo que se robaron, pensando que en otro
lado ni la moral, ni la justicia, ni Venezuela los alcanzaría. Pero mucha gente
se fue del país a pasar un trabajo indescriptible. El que hable de que quienes
emigraron están cómodos no tiene ni la más remota idea de lo que habla. Los
únicos cómodos son los que tienen tanto dinero que ya ni cuenta se dan de cómo lo
gastan y que pensaron además que su nueva fortuna serviría para comprar
consciencias y silencio del país al que destruyeron. Chavez y su combo no
destruyeron al país solos, tuvieron mucha ayuda y de gente que se tomaba fotos
con su gorrita tricolor, pensando que el resto jamás se daría cuenta de ese
juego.
Sin embargo, sí quisiera saber si quienes hoy están tan
eufóricos aplaudiendo los escraches y mandando a la gente a que escrache: ¿qué va a pasar cuando te llame en tu
cumpleaños tu pana el enchufado? ¿Le vas a pedir que devuelva lo que se robó o
que se guarde su felicitación? ¿Qué vas a decir cuando te inviten a ese
matrimonio? ¿Qué es tu pana de toda la vida? ¿Qué a él si no lo puedes juzgar?
¿Ahí sí te darás cuenta que no eres Díos o serás consecuente con lo que predicas?
Cuando estés sentado en una mesa y llegue ese ser que hizo un negocio con uno
de los tipos más aberrantes que concibió este régimen, ¿qué vas a hacer? No
digo que le grites, ni que le pegues, no hablo de puputovs, ni de escenas
exageradas, sino de dignidad, de no prestarse, no hacer el juego, ser
consecuente. Me pregunto si irás más lejos, si al menos le emplazarás a que
devuelva lo habido ilegalmente, a que repare el daño, a que de la cara. Si le
dirás que no es suficiente su supuesta obra social, que con eso no se lava las
manos, porque no se vale saquear un país y luego tirar de limosna lo que te
sobra. Yo me pregunto si realmente vas a tener las bolas de negarle el abrazo,
porque si la respuesta es no, si todavía lo tienes en WhastApp y se comparten
fotos de marchas, y de los niñitos, si le das like a sus fotos y se dicen cosas
cariñosas, mejor no mandes a nadie a escrachar a otro, al final de cuentas la doble moral también nos
trajo toda esta destrucción. Si de
verdad quieres que el país cambie empieza por exigir que devuelva lo que se
robó tu pana…el enchufado.
Comentarios
Sin mas palabras
Cristina Papini
Yo espero que los venezolanos aprendan de esta pesadilla y luchen por ser mejor, porque la honestidad y patrotismo dominen, una vez que salgan de este régimen.