Cacique Herido



Creo que voy a tener que cambiarle el nombre a este blog. Voy a tener que ponerle algo así como, Ayúdame San Judas Tadeo, Santo de las Causas Desesperadas o Ayúdame Santa Bárbara, Santa de las cosas perdidas. Ayúdame Babalao, también podría servir, o Ayúdame Instituto en Viena lleno de doctores en un cuarto forrado de paredes blancas y blanditas. Es que las cosas que suceden en esta ciudad escapan mi comprensión hasta tal punto, que de verdad creo que he perdido la razón y no sé si podré encontrarla. Quizás jamás la tuve.
Lo que me lleva a escribir esto no es uno de esos episodios que ya conocemos donde el protagonista es un moto taxi, que en mitad de una carrera le roba la cartera a una señora, para luego decirle al pasajero, “tranquilo mi pana que no te va a pasal nada, yo soy gente seria, pero uno tiene que comé.” No. Aquí los protagonistas son gente que al menos se cree más civilizada, porque bajo el concepto que yo tengo realmente no lo son.
Sucede que en una de las urbanizaciones de capital, luego de promulgada la Ley de Concejos Comunales, 3 o 4 vecinos deciden poner manos a la obra y formar su Concejo Comunal. Claro, es una urbanización del este, el chavismo es minoría por no decir que inexistente. Aunque a estos vecinos la ley les produce cierta reticencia, deciden hacerlo porque después de todo, hay que utilizar esos mecanismos y no dejar que después vengan los chavistas a imponer su visión porque no se hizo nada. Quién sabe y quizás terminan muriendo envenenados por su propia medicina.
Convocar a los vecinos para las asambleas de formación al concejo comunal es más difícil que convencer a Macho Camacho que acompañe a su geva al ginecólogo. Es un suplicio. Nadie puede, todo el mundo está full hasta los teque teques de cosas que, cuando el chavismo y su podredumbre intelectual, política y moral terminen por cundir este país poco van a importar. La gente da excusas como, hay mucha cola, tengo el baby shower de mi prima, la despedida de soltera de Raquelita Fulalá y es que a esa hora hay demasiada cola y no creo que llegue. En fin, si no se le ve una ganancia inmediata al asunto de reunirse, nadie puede. Pero como dicen por ahí, Dios protege al inocente y poco a poco la gente empieza a venir a las reuniones para formar dicho Concejo Comunal, y finalmente llegó un día cuando el lugar quedó full de vecinos. Sirvieron las amenazas de que para leyes como la Ley de Educación la participación de los concejos comunales es crítica.
Hasta aquí es una historia bastante común y un poco triste, al constatar una vez lo mucho que nos cuesta participar en cosas que afectan de manera directa nuestra vida. Una vez formado el Concejo Comunal, tal como lo establecen las normas, se empiezan a nombrar autoridades, se hacen elecciones, en fin, los vecinos se reúnen una vez por semana en la sede de la Asociación de Vecinos. Hasta que esta semana, cuando llegan las personas que van a asistir al Concejo Comunal, la sede de la Asociación de Vecinos está cerrada. No pueden entrar. ¿A quién se le atribuye tal fechoría?
Los talibanes rápidamente dirán: “los chavistas.” Eso es un chavista amargado de la Asociación de Vecinos, que alega que mandó a cerrar el local para fregar a los escuálidos opositores, que se quieren aprovechar de las leyes que se promulgan para el beneficio del pueblo, para seguir oprimiendo a las clases menos favorecidas. Quizás sea alguien de la alcaldía que no tiene nada qué hacer y vino a meter sus narices en este asunto porque no lo llamaron. Tal vez sea la policía viendo a ver si puede matraquear a la gente del Concejo Comunal. Pero no, la cosa es más espeluznante, pues quien manda a cerrar la casa es nada más y nada menos que la Presidenta de la Asociación de Vecinos. Escuálida, opositora, marchista, de las que llama a las amigas y dice “pon globovisión”, de las que escucha a Martha Colomina y de las que se indignó cuando sacaron los run runes de Nelson Bocaranda de Onda. Esa misma fue en contra de su Concejo Comunal.
Los motivos no se saben. Se alegan cosas absurdas como, es que ella quiere donar unas motos para no sé quien de tal parte del urbanización. La pregunta es ¿eso qué tiene que ver con el Concejo Comunal? Nadie lo sabe. Lo único que se sabe es que sin su permiso el Concejo Comunal no puede usar esa sede. ¿A qué huele todo esto? A Cacique herido. Es una fotografía de nuestra sociedad, de cómo nos movemos, de que somos gente que no tiene nada que hacer en la vida, sino andar por ahí buscando algún espacio, por más pequeño que sea para llamarnos mandamás del mismo. Todos queremos ser líder, no importa de qué, pero que haya un lugar en esta tierra donde si alguien quiere hacer algo nos tiene que pedir permiso primero. Así seamos el único chivo del jardín, pero que seamos el chivo que más mea.
¿Quién necesita a las chavistas cuando nosotros mismos nos ponemos la pata unos a otros? Al final del día no hemos aprendido nada, absolutamente nada de nuestra coyuntura. No hemos aprendido que el líder no es nada más el que tiene la posición más alta. No hemos aprendido que es trabajando juntos que vamos a salir adelante. No hemos aprendido que tener el poder no es atropellar a los demás sino hacer cumplir las reglas con respeto (si la Asociación de Vecinos tenía motivos para cerrar su sede al Concejo Comunal, por qué no lo comunicó con respeto en vez de cerrarles las puerta con candado y mandar “orden” de que nadie puede entrar….sin permiso). No hemos aprendido a comunicarnos, a tolerar a los demás, a aceptar que nuestro punto de vista no es el único en el planeta, ni andamos con la razón en la mano.
Al final, después de pasar una pena, aparentemente abrieron la sede de la Asociación de Vecinos. Al menos se logró algo. Pero ese no es el punto, el punto es que no ha debido suceder en un principio. Yo sigo sin entender por qué actuó así la directiva. Mi mente no lo computa. Ayúdame Freud, San Judas, Santa Bárbara, quién sea, les pido que la respuesta no vaya a ser eso de que tanto que criticas a tu enemigo, que terminas por parecerte a él. Si es así, estamos perdidos.

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