No es fácil ser mamá


El otro día estaba con una amiga y le pregunto, ¿tú qué estás haciendo? Y ella me dice, bueno estoy de mamá, cosa que siempre hace que la gente te vea con cara de, te tiras todo el día a ver televisión, te haces las uñas, y bueno vamos a no decirlo, pero sabemos que lo estamos pensando, te sacas los mocos y los tratas de pegar del techo. No haces nada. Siglo pasado. A lo sumo años veinte. Tú haces del mundo un lugar menos moderno. 

Yo confieso, ante Dios todopoderoso y ante ustedes hermanos, que  yo solía también juzgar muy duro a este tipo de mamás. Y además confieso que lucho. Lucho. Lucho por no serlo. Por razones que voy a explicar ahora. 

El caso es que si antes de tener hijos alguien me hubiera dicho que ser mamá era así de complicado yo le hubiera torcido los ojos e invitado a abrir las páginas de los periódicos pensando, mira, difícil hallar la cura del cáncer, difícil resolver el conflicto en Syria, o el tema de la rebelión Tuareg en Mali. A ese muchacho dile no es no, y cuando llegue el momento le das una nalgada y punto. Sentido común. Más nada. 

Pero la vida siempre busca la forma de que uno se trague sus palabras. Sobre todo aquellas que traen el asqueroso lodo del complejo de superioridad, o de uno no saber de qué está hablando. No se sabe lo que es ser padre o madre, hasta que se es. Y no nada más por el embarazo, el embarazo, con todo lo duro que es, es sólo la primera parte. Es una preparación. A medida que el niño va creciendo los retos van aumentando. Uno siempre espera una etapa más fácil, pero no se pone más fácil. Distinto sí. Gratificante en otras formas, claro. Pero fácil, no. Fácil no es. 

La primera vez que yo me dije esto va a ser un peo astral, curiosamente fue cuando llegaron las cosas que pedimos. El coche. El brinca-brinca. El corral. El carseat. El robot ese que se traga los pañales sucios (una porquería que nunca sirvió, y que mi hija al aprender a caminar terminó de dañar un día abriéndole y cerrándole la tapa. Dicho sea de paso. Es lindo cuando el R2D2 se traga los pañales llenos de mierda, pero vaciarlo era el infierno.) Todas aquellas cosas y nosotros con la emoción que no podíamos más. 

Yo no aguanté a que mi esposo llegara del trabajo y empecé a abrir cajas. Pedazos de cosas por aquí y por allá. Mi mamá me dijo que poco a poco y por supuesto yo  no le hice caso, me sentía como una gallina haciendo el nido. Así empolla el ser humano. Armando. Montando. Viendo. Y sobre todo imaginando lo que sería tener en realidad eso que había soñado desde la primera vez que tuve una muñeca en los brazos y mi mamá la llamó, tu bebé. 

Pero las instrucciones del coche no estaban escritas, sino eran dibujos paso por paso. Dibujos que además estaban bien hechos, pero mal hechos. El paso A y el paso B, no estaban mal, porque eran que si agarrar un tubo y meterlo dentro de otro tubo, pero después para el paso C, había que escuchar un CLICK que sí estaba escrito, además decía ¡CLICK! Con signos de exclamación, como que si no oyes el click es la cagada y peligro de muerte. Y yo no escuchaba click, porque no encontraba la partecita que estaba mal dibujada. Y cuando llega mi esposo ya no tengo la cara que debería ir con la voz de felicidad con la que lo llamé a decirle, ¡Las cosas de Clari llegaron! 

Entonces nos ponemos a armar aquello y el suelo era un cementerio de bolsitas e instrucciones y palos y tubos, ruedas, manillas, mayas, cajas, cajitas, par de destornilladores. Y yo en un momento empiezo a pensar, coño pero si yo tengo un grado de una universidad Big 10 y ok, no terminé el postgrado por razones de fuerza mayor, pero me faltaron pocos créditos y tú tienes el tuyo, somos profesionales, leemos, vemos cine razonablemente bueno, leemos periódico, es decir, no seremos intelectuales del siglo XXI, pero coño somos gente educada, tal vez hasta con cierto atrevimiento se puede decir que culta, y ¡no podemos armar un puto coche! 

Yo quería tirar todo por la ventana. Llamar al fabricante del coroto y decirle, mira primero que nada un saludo fraternalmente arrecho, quiero hablar con el mocho que dibujó las instrucciones de esta broma y quiero saber por qué la flojera de no explicarlas con su texto como es debido. Y por qué coño ustedes ponen un paso F y que si un paso F.5 ¿Qué coño es eso? Yo nunca vi letras decimales, pero ustedes las inventan para joderlo a uno. 

Claro que después pedí ayuda y vino una mamá experta y armó el coche en dos puntos cinco segundos. Es decir desarmó lo que nos faltó, porque hombre que se respeta no dejar de armar el perol que tiene enfrente y nos enseñó a abrirlo y cerrarlo, y nos vio. Nos dijo que pasó por lo mismo pero no le creímos. Tú tuviste que ver en el colegio una materia relacionada con esto coño. No hay de otra. Entonces nos enseñó a abrir y cerrar el coche y se fue. 

Mi esposo y yo empezamos a practicar, yo no pude a la primera, ni a la segunda, ni a la tecera, a la quinta vino el cooooññoooo de la maaadreeeeee y el llanto porque las hormonas lo tienen a uno  que no sirve ni para ver la hora. Entonces él me dijo, deja que yo lo hago. Y lo hizo, pero le dio una coñaza a ese coche, que no yo no pude sino echarme a reír, y le dije, mira si el niño está cerca lo acabamos de volver papilla entre tanto coñazo. Ni hablar de cuando metimos el carseat en el carro. A lo mejor por eso nunca durmió bien ahí, por la forma en que lo batíamos para meterlo y sacarlo. Un desastre. 

Hoy por hoy yo digo que cuando termine este libro en el que estoy trabajando voy a escribir uno sobre cómo aprendí a abrir y cerrar coches, estando en vestido, sin que se me vieran las pantaletas. Porque uno va adquiriendo práctica en muchas cosas. Hoy por hoy a veces los cierro sin agacharme. Uno se curte. 

Pero para mucho de la maternidad no hay un manual. Ni con foticos, ni dibujitos, nada. Hay uno que otro libro, que es una maravilla y al que uno recurre. Pero como todo hay que tener cuidado, porque leer demasiados libros de maternidad lo vuelve a uno loco. Y uno se cree psicólogo cuando no lo es. Uno duda de todo y pide opinión de todo. Es verdad que uno tiene que seguir su instinto y el sentido común. Pero también pedir algo de ayuda, sin exagerar, sin que te haga sentir que si no sigues ese consejo entonces vas a dañar a tu niño. Al final, lo que ellos más necesitan es amor, y comprensión, sobre todo atención y paciencia. 

Esas cosas son cada vez más difíciles de dar. Porque amor cuando en el mundo lo que hay es separaciones, materialismo, conflicto, agresividad, suena muy lindo y muy fácil, muy Abigail. Pero yo todavía no leo el primer libro que diga, abrace, bese y apapache a su hijo todos los días. Así como te dice que lo bañes. Algunos lo dicen, pero no es tan claro. Tan tajante. Lo ponen más, para el niño es más importante el contacto con la madre que los bienes materiales que esta pueda darle. No. Hay que ir más al grano. 

Comprensión. A uno se le olvida que no porque sean niños son idiotas, y uno ve mucha gente tratando a los niños como idiotas. Y uno a veces sin querer lo hace. Es grave. Porque ellos se dan cuenta de todo, sobre todo de eso. Tienen los mismos sentimientos que nosotros, con la misma intensidad. Y muchas necesidades que van más allá de quiero una chupeta. 

Atención. Esta es la más dura de todas. ¿Cómo haces para trabajar y ser mamá? Es la respuesta más difícil de toda. Sobre todo cuando están chiquitos. Terminas sin darle atención suficiente al trabajo, y al chamo, si tratas de hacerlo todo a la vez. Creo que hay que tener una disciplina y una organización casi alemanas. De tal hora a tal hora no se atiene teléfono, ni blackberry, ni computadora. Ya he tenido bastantes líos por andar, déjame que mando este mail rapidito. Deja que termino este post. Ellos necesitan que uno esté ahí, y que cuando esté ahí esté con ellos. Para mí como mamá es la más difícil, y no dejo de confesar, que cuando uno trata de trabajar con los niños encima pierde la paciencia. Es mejor salir un rato de la casa y concentrarse, o esperar a que se duerman, o acudir a una guardería o algo así. Las dos cosas a la vez, una va a salir mal y casi siempre va a ser el chamo. 

En fin. Que mi dilema ahorita es cómo hago para hacer todo lo que  quiero y ser mamá. Cómo hago para no tirar la toalla unos años. Porque yo quiero y necesito mi trabajo, porque el trabajo es fundamental, como persona, como familia. Es atávico pensar que no vas a trabajar, y no quiero ser de esas mamás que no saben sino estar encima de sus hijos. Es importante que ellos vean el ejemplo de uno. Además la vida propia. La vida interior demasiado importante. Pero llegar a esa conciliación no es fácil. 

Ayer antes de dormir Clari me preguntó, mami, ¿Por qué tu vienes todos los días? Y yo, no entiendo. Ella, ¿por qué estás aquí todos los días? Yo le dije, porque eres lo que más quiero en el mundo y me encanta estar contigo. ¿Te gusta que esté aquí todos los días? Sí. Luego pensé que algún día esa respuesta no va a ser tan clara. Que tengo que prepare para escucharla, pero sobre todo, prepararla a ella para que la diga con seguridad, y sin culpa. Que coseche su propia vida. Porque mi deber no es vivir por ella, es prepararla para vivir. Y los pocos libros que he leído, los buenos insisten en una cosa: la mejor técnica para enseñar es el ejemplo. 

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
rescato y me quedo de por vida con: mi deber no es vivir por ella, es prepararla para vivir". QUE ARRECHO!!!! GRACIAS POR TU POST!!!
Clara Machado ha dicho que…
Gracias a ti. Me alegro te haya gustado. Saludos! :D
@LeonaCaraquista ha dicho que…
Tiempo sin leerte, lei este de primero por el titulo of course. Tengo que ponerme al dia...

Que te puedo decir?!?!?!?!?! Cuando encuentres la respuesta a ¿Cómo haces para trabajar y ser mamá? me la mandas!!!!

El sentimiento de culpa es una mierda. Te voy a mandar un link de articulo que puse en fcbk hace varias semanas sobre esto mismo.

Muack

Ira Vergani ha dicho que…
O sea todavía tengo lágrimas de lo mucho que me reí mientras leía el cuento del coche...

Trabajar en la calle y ser mamá (y esposa, y estar buena, y no ser cuaima, y ser magas): ESO si que es complicadísimo. Creo que la única manera de hacerlo sin morir en el intento es con esa organización alemana de la que hablas, durmiendo poco, anticipándote a todo, teniendo una dosis de paciencia que es realmente complicada de mantener y ayuda mucho si además ganas lo suficiente como para tener mucha ayuda. Dónde has visto tu a una CEO/Presidenta/Chiva exitosa que no tenga a alguien que la ayude con los chamos, que duerma mucho o que no sea casi militar en su autodisciplina?

Y como sabiamente dice mi comadre, la culpa es la que te hace cometer los peores errores como madre, es la que te hace aguantar una malcriadez que no debes aguantar, comprar el extra regalo que no es necesario y pare usted de contar. Eso sin añadir que es la que te hace sentir bastante mal cuando llegas a casa y por más que trataste de llegar antes el chamo ya se durmió. Yo peco de todas esas cosas pero cada día que me doy cuenta que lo hago trato de luchar contra esa culpa, ella va ganando todavía pero la pelea no se acaba aún.

Creo que lo importante es quitarnos la historia de hadas que Disney (mi muy amado por cierto, pero qué vaina nos echó!) nos metió en la cabeza, es entender que la realidad que nos toca vivir y la que les toca vivir a nuestros hijos, es la que es y punto, es entender que somos imperfectos y cometeremos errores, es entender y aceptar con dignidad que hacemos lo mejor que podemos con las herramientas que tenemos y que nuestros hijos lo que necesitan son padres que los amen sin condiciones, todo lo demás es un lujo.

Clara Machado ha dicho que…
Chama. Es así. La culpa y Disney. Creo que la culpa es lo peor que le pueden inculcar a un ser humano. Y ahora me pregunto. Culpa. ¿Con quién? Muchas veces haces cosas y te sentía bien hasta que vino otro y te hizo sentir culpable, la cosa está en aprender a que nadie nos puede decir cómo sentirnos, mandar la gente al carajo y ya. Yo siempre me acuerdo que cuando te fuiste de luna de miel me dijiste, coño nadie se ha muerto porque su mamá se fue de viaje dos semanas. Es así. A veces uno se toma la vida demasiado a pecho.
Y bueno. Pa´lante. Besosos.

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