The Gentleman´s wager de Roberto Mata y Luis Yslas en Prodavinci
En el
2009, a punto de traer al mundo a mi hija mayor y terminando un taller de
literatura infantil y juvenil que cambió mi visión de la literatura, y hasta
podría decir que mi vida, sentí que me haría bien explorar otras maneras de ver el
mundo. Se me ocurrió entonces hacer un curso de fotografía. Yo no quería
aprender a hacer fotos, ni a usar la cámara, ni pensaba ser fotógrafo. Mucho menos me habiá planteado un reto artístico, al menos no
conscientemente. De hecho uso esa palabra con muchísimo respeto y confieso aunque ello implique cierto prejuicio, que tiendo a desconfiar enormemente de
quien usa la palabra “arte” a la ligera. El caso es que hice el curso porque
quería usar la cámara para observar el mundo.
Lo que
le debo al Taller de Roberto Mata, y a Roberto como profesor y amigo y a los
demás profesores por cuyas clases pasé quizás no pueda expresarlo nunca, salvo
con mi trabajo. De hecho, poco más de un año de haber entrado en al taller terminé mi primera novela,
la cual estuvo en una gaveta durante casi cinco años, y hace dos días
finalmente me decidí a publicarla. En este momento escribo la tercera.
La
relación entre la imagen y la palabra escrita se convirtió en una obsesión para
mí. La idea de hacer fotos y de relacionarlas con lo que leo y con lo que
escucho siempre implica un proceso de pensamiento que a veces se me hace
agotador. Sin embargo creo que esa reflexión es necesaria, sobre todo con el
advenimiento de las redes sociales, lo fácil que se ha vuelto hacer fotos,
compartirlas, plasmar imágenes de tu vida, de lo que ves. Lo mucho que creemos en el absoluto de lo que aparece en una pantalla y el valor que le damos a lo que leemos o lo contrario, lo poco que pensamos en las palabras que a diario soltamos cuando nos comunicamos por chats o twitter.
El caso
es que Prodavinci planteó este ejercicio tan interesante en que Roberto Mata y Luis
Yslas, fotógrafo y escritor respectivamente, se retan a usar el medio del otro
para hacer una crónica de su vida durante una semana.
El
resultado es fascinante, y más allá de lo que en un principio pueda paracer una
cosa divertida, conlleva a una reflexión profunda. Los invito a ver el reto y
los resultados del mismo aquí en Prodavinci.
Al
final todo son historias.
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