Lean los muros y los artículos. Qué nos pasó? Qué somos? Estoy harta del falso pacifismo. De los golpes de pecho de la gente que se declara buena. Las manos arriba, porque esto que nos pasó es culpa de otro. Y cada cosa que pasa, cada horror va en la cabeza de otro. Y mientras todo se va a la mierda, nos invitan a llorar algo que nunca tuvimos. Algo que nunca fuimos. Y más que a reaccionar nos invitan a adjudicarle la culpa a alguien. Chávez consumió todo. Enseñó la envidia y el resentimiento, la desconfianza. Quedan pocos capaces de hablar o redactar algo con mediana objetividad. Ya no compro más la paja del llanto por la paz de quien habla de renconciliación pero insulta a otros con ironía por pensar distinto. Aquí no hay un cambio porque la gente no quiere cambiar. Es mucho más cómodo mandar a los demás a que cambien y a final ds cuentas lavarse las manos con un simple "es que yo no soy político". Siento que ya no quepo aquí. La desilusión es demasiado grande.
¿Cómo se pide el empate?
Pedir el empate. Suena tan común. Tan corriente. Pero, lo que ese término implica es algo que abarca la vida entera. Anoche cenando con mis sobrinitos mi esposo les pregunta: -¿Cómo se pide el empate? Éramos 4. De entrada los hombres dijeron a coro que ellos no dicen: - ¿Te quieres empatar conmigo? O ¿Quieres ser mi novia? Lo clásico. Según mi esposo no se pide. Se va dando. Según uno de mis sobrinos uno dice "me gustaría que fuésemos algo más. ¿Qué te parece?" A lo que yo dije ¡Coño de la madre! Porque ese "algo más" es el típico término masculino que corresponde al lo que se denomina: LABIA. Claro, porque al decir algo más, si a la semana se fastidia de la chama, le puede decir: yo nunca te dije que éramos novios. Algo más puede ser físico. Emocional. Amoroso. Tibio. Puede ser cualquier cosa. Pero mi sobrino me dice: tía, no es tan así. Porque como tú dices con lo de beso. Uno simplemente, sabe. Yo dije que uno se da un beso y cuando se lo da uno sabe, si va pal ...
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