Putrefacto Pote Verde
Todo empezó hace tres días. Mi esposo llega y me dice:
- Este cuarto huele a mierda. Son los perros, que están inmundos.
Ayer en la noche entro al cuarto, y siento un olor parecido a uno que nos puso a vomitar a La Maranga y a mí, cuando abrimos el pote de mayonesa en que mi mamá había guardado un alacrán muerto, por si "la pareja con que ellos viajan" picaba a alguien.
Me quedo oliendo y pensado sin decir nada, porque cuando uno admite esas cosas los hombres empiezan con su "te lo dije," pero mi cara me delata y él me dice:
- Te olió a mierda, ¿verdad?
- Sí. – Le digo. – Huele a mierda. Pero los perros no pueden ser. Están recién bañados.
Mi esposo dice, -Yo creo que se nos quedó un pañal sucio en algún lugar de este cuarto.
Pero la verdad, es que a pesar de que somos muy desordenados, no veo ningún lugar, salvo debajo de la cama, donde pueda estar escondido el dichoso ambientador artificial.
Sigo recorriendo el cuarto con mirada de preocupación y en eso veo la pañalera. Y digo, "nada. Allí está." Los dos vemos el bolso con cara de, "ábrelo tú, no, ábrelo tú." Hasta que por fin él empieza a sacar las cosas, después de todo enfrentarse con gusarapos es tarea de mero macho. Y de pronto saca, no un pañal, sino algo que sólo puedo definir como criptonita.
Era un potecito verde que tenía un agua y algo flotando que ya ni recuerdo si era carne, pollo, pasta o qué coño. Pero era algo de comida convertido en un nuevo ecosistema. Pestilente. Putrefacto. Por supuesto al sacarlo el olor cobró fuerza y se regó como si fuese un arma biológica.
Me sentí terriblemente culpable. Pero horrible. Y me dije, coño, esta carajita no tiene una mamá perfecta. No soy de las que peinan como si hubieran visto en la universidad una materia sólo de peinado de niñitas. No soy de las que tiene todo limpio y perfecto. No soy de esas mamás que se saben los nombres de todos los pediatras de la ciudad.
Ojalá hubiese una fórmula para criar al ser humano perfecto. Entre otras cosas así no me daría tanta rabia cuando me hacen comentarios acerca de cómo la estoy criando.
Porque en ese sentido sólo puedo decir que hago lo mejor que puedo y sobre todo, le doy amor como no le he dado a nadie en la vida. Eso sí que no le va a faltar. Aunque el día de mañana parezca ella mi mamá, porque estoy segura que va a salir toda ordenada y perfecta.
Pero igual, uno no puede evitar ante eventos tontos como este preguntarse ¿Será que lo estoy haciendo bien?
Por otro lado. Busco en mí. Y me gusta la mamá que soy. Me prometí a mi misma que no iba a exagerar con las cosas. Que si algo quería enseñarle y demostrarle es que en la vida hay que ser fiel a uno mismo. En inglés se dice mucho mejor, "stay true to yourself." Porque al final del día, te puedes convertir en muchas cosas. Te puedes adaptar a muchas situaciones. Pero la felicidad está en ser uno mismo. Porque sólo cuando te atreves a vivir como sientes, a decir lo que piensas y luchar por lo que quieres es que llegas a ser verdaderamente libre.
Lo demás, como dice un amigo mío, es paja.
Y bueno como diría mi mamá, siempre y cuando estés siguiendo a tu corazón, no puedes equivocarte. Pero aún así, me recuero del putrefacto pote verde y me siento culpable.
Comentarios
Y se te olvidó la papelera podrida en el apartamento de mis tíos cuando llegamos de paseo María, tu y yo...
La Maranga
Sentirte culpable? SIEMPRE habrá algo que nos hará sentir culpables, por muy perfectos que nos creamos, por muy ordenados o planificados que seamos, por muy free spirit y poco rígidos que nos creamos, siempre saldrá algo a relucir que nos diga, coño que mala madre soy!
Y resulta que como humanos que somos tenemos derecho a equivocarnos. Y esa es quizás una de las enseñanzas más útiles que podemos dejarle a nuestros chamos, que ni siquiera nosotros, sus súper heroes, somos perfectos. Que incluso las personas que actúan con más amor en el mundo y que darían la vida por ellos se pelan y que es de sabios, detenerse, repensar las cosas y tomar medidas para corregir. Eso los hará ser adultos normales, que mantengan la perspectiva y que acepten que no son infalibles, los salvará de la anorexia, del éxtasis porque no logran relajarse de otra manera, de ser obsesivos-compulsivos, de sólo ver lo malo, de ser incomplacibles (si es que esa palabra existe) y, por sobre todo, los ayudará a perdonar y a perdonarse y esa sí que es una gran capacidad en el ser humano.
Así que regocíjate en el hecho de que la amas como a nadie has amado y que haces lo mejor que puedes con todo lo que tienes, eso para ella es y será más que suficiente.
Relax and enjoy the ride y la culpa? bótala bien lejos y rápido como seguro hiciste con el frasquito verde.
En fin...mil besos a ambas.
Nunca lo ha sido... y te juro que en su ocaso, menos! Pero yo tampoco soy la hija perfecta. Preocupate por ser su mejor amiga, que con el correr de los años te diga "te tengo un cuento, pero si me echas paja te jodo!"
Y compra vaporub... así, cuando vuelvas a sentir un olorcito sospechoso, te echas bajo la nariz y juegas a CSI Caracas!
Saludos
Creo que vale mucho que tengas la intención de enseñarle valores a tu hija y como leí en un post de Shami en estos días, es perfecto ser imperfecto así que aunque no te conozco como para opinar si eres o no una buena madre, tengo la sensación de que sí y en todo caso no importa lo q la gente opine sino q como tú misma dices hagas lo mejor q puedas y des lo mejor de ti!
Los despistes los tenemos todos y de todas maneras el camino se aprende recorriéndolo así que vive tu aventura y disfrútala y segurísimo que aprenderás todo cuando necesites saber al respecto.