Sin título
Esta mañana recibí la noticia de la muerte de un primo querido. No hay muchas palabras. No hay mucho que escribir. No sé si sea o si pueda narrar ciertas cosas, recuerdos, pensamientos. En general todo eso lo asumo en el terreno de la ficción. No estoy hecha para la crónica estricta de lo que he vivido. Me da tanto miedo fallarle a la verdad, a la vida, que me traicionen los recuerdos, porque uno recuerda como quiere recordar. En el caso de Carlos Luis, no sólo es el papá de alguien a quien considero mi morocho, mi consejero de vida, mi confidente, mi socio en toda cantidad de empresas locas, somos cierto tipo de crimen organizado cuya actividad no está tipificada en la ley. El Pepe Grillo hecho a la medida de la vida, un hombro y un espacio. Un incondicional. Ese, que te lo dice, eso que nadie más te dice. Y ya. Palabras más, palabras menos, lo necesario. Y verlo triste, me desbarata. Es mi guerra nuclear. Inevitable dar las gracias y putearle a la vida...