All You Need is Love
En estos días estuve pensando en la capacidad que tienen algunas películas para emocionarme, como esas en las que Meg Ryan llora cuando por fin Tom Hanks le confiesa que está perdidamente enamorado de ella, o en las que Keira Kneightly escucha las palabras “I love you, most ardently.” Yo sin poder evitarlo me pongo a llorar. No lloro a moco tendido. Son sólo unas cuantas lágrimas, las mismas que se me salen al final de Love Actually cuando el escritor le pide a la portuguesa que se case con él. Ahí sí hay moco y sí es tendido. Me provoca salir corriendo para la calle y parar los carros para decirle a los conductores “¡La portuguesa le dijo que sí al escritor!” Tal vez este sea el género de película que hace a los entendidos arrugar la nariz, torcer los ojos y decir “¡Por Dios!” Un poco como hago yo (cero uno en la boleta lo reconozco) cuando alguien me habla de un Best Seller como uno de los libros que más detesto El Código Da Vinci. Suelo respirar profundo y decir algo com...