Una floja que quiere hacer ejercicio
Hoy me levanté dispuesta a volver al mundo del ejercicio. Temprano como siempre, pero nada más por el hecho de que en vez de sentarme con mi café a escribir, iba a salir a hacer ejercicio, ya la flojera llegaba al techo, presionaba hacia mi cama, y me hacía casi imposible pararme. Como si estuviera atrapada por un yunque. Jamás entenderé a esas personas que son felices por el ejercicio. Esos seres que pasan una, dos y tres horas en un gimnasio. Jamás podré. Y mira que lo he intentado. Lo he intentado todo. He ido a gimnasios caros, baratos, chiquitos, grandes. Fui al que iban las misses, a ver si teniéndolas al lado eso me motivaba. Lo único que logró fue abrir un hueco en mi autoestima, pues todo el mundo las veía y a mí no me paraban ni para cobrarme la mensualidad. Claro, que yo tampoco esperaba que al estar al lado de una de ellas Osmel viniera a escogerme a mí, pero de ahí a que casi ni existas para el resto de la humanidad, es como mucho. Yo el tema del gimnasio lo abandoné. Resp...