ODA A LA AEROLINEA
Yo soy de esas personas que cuando se monta a un avión desata todas las conductas psicóticas que puede experimentar un ser humano. Paranoia, cambio de personalidad, insomnio, delirios. Para mí volar en muchos casos es un via-crucis. Ojo, me encanta viajar. A quién no? Pero el vuelo en sí, es para mí un encuentro cercano del tercer tipo. Desde que llego al aeropuerto me confieso el pasajero que vuelve locos a los empleados de las aerolíneas. Empiezo “Está a tiempo el vuelo?” (Porque claro, yo tengo pavor, pero me desespero por montarme chola) “Será que me puede poner un pasillo? Pero no un pasillo muy atrás. Tampoco muy adelante. Será que hay alguno donde no tenga a nadie sentado al lado? Hay buen tiempo? Usted cree que habrá mucha turbulencia?” Claro, me reciben con cara de asco y el 83% de las veces me dicen “No.” “No sé.” “No sabría decirle.” “No sabremos hasta que se cierre el vuelo.” Claro que no sé si realmente soy yo, o el maltrato que uno recibe como pasajero es algo que casi f...